Muchos de nosotros hemos leído alguna vez Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique. Muchos también hemos descubierto alguna vez que por más que pase el tiempo y creamos que ya hemos abordado un texto desde múltiples visiones siempre surge algo más.
Algo como lo que detallo en las líneas anteriores me ocurrió cuando hace uno o dos años atrás descubrí Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de don Guido de Antonio Machado. Estaba yo buscando material que trazara un recorrido de lecturas vinculadas por distintas formas del humor y con la intención de demostrar cómo ciertos recursos del Barroco español están vigentes para nosotros (en especial para nuestros descreídos alumnos) en diversos discursos (no sólo el literario) y descubrí entonces un texto en el que no había reparado antes, pese a haber trabajado mucho material de Antonio Machado.
Para muchos pasa desapercibido que la posición del yo lírico ya está evidenciada en el título que el poeta le coloca a la obra. Ese DE en lugar de POR constituye un mínimo elemento que adquiere relevancia cuando uno va llegando, en el remate del poema, a observar las características del renombrado don Guido y el tipo de personalidad que exhibe. A partir de allí uno vuelve hacia atrás (al menos aquellos lectores más “ingenuos” que no suelen practicar la lectura prospectiva y retrospectiva) y comprueba los elementos que han ido tejiendo el entramado de la ironía y es entonces cuando la preposición trastocada en el título corrobora y refrenda lo que se hace evidente en el remate del poema.
Por supuesto, el juego de palabras que recorre el ritmo poético, junto con otras figuras retóricas, conjuga perfectamente no sólo con la ironía sino además con la sátira y la parodia, los tres grados de humor más sutiles: aquellos que nos desafían a jugar entre lo gracioso y lo serio en diferente grado.
Ampliaré este análisis en otra entrada. Independientemente de textos de Francisco de Quevedo y Villegas como “A una nariz” o la letrilla satírica conocida como “Don Dinero”, por mencionar uno de los escritores emblemáticos del Barroco y de este estilo satírico, en particular, recomiendo no dejar de lado textos contemporáneos que trabajan estos mecanismos y nos actualizan miradas de otros tiempos que vemos en la realidad a nuestro alrededor: “Necrológica”, de María Elena Walsh, por ejemplo; “El mellizo” de Leo Masliah, entre otros.
Dejo aquí el enlace al texto de Antonio Machado, aunque estoy considerando la posibilidad de incluir en el sitio una modesta biblioteca con textos que considere aportes valiosos (y me encantará contar con sugerencias que me puedan ofrecer y que aparecerán con indicación de quién ha contribuido).
http://www.escribirte.com.ar/textos/404/llanto-de-las-virtudes-y-coplas-por-la-muerte-de-don-guido.htm
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