Con sumo respeto por mis compañeros de ruta en esta nación que tantas veces ha sufrido heridas hondas; con la modesta alusión en el título a una obra de Arthur Miller, espero entiendan mi esperanzada y dolorida, contradictoria expresión en este ensayo de poema:
ARA SAN JUAN (con modesto y silencioso respeto)
Vos no los conocías ni ellos a vos pero hubieran dado la vida por todos
( Frase recogida en Facebook)
El océano, la inmensidad…
Líquido uterino: contención de madre, origen;
Profundidad, misterio, angustia y tumba.
Ahora no; mañana, mañana.
Cuarenta y cuatro esperan
La macabra esperanzada “piedra libre”
De un juego en el que va más que ganarlo,
De un juego que es el de la vida y la muerte,
Como en una corrida de toros
En la que el animal rodea y acecha
Al tiempo que seduce como una sirena encantadora
Que simula protegernos.
Pero afuera otros libran sus propias batallas:
Contra el tiempo, la incertidumbre, el dolor, lo oculto…
Por la esperanza, la verdad, la justicia, el consuelo.
Por la esperanza, por la esperanza como un rezo
Y que parece conjurar las voces
Interesadas, desinteresadas, cristalinas, oscuras
De naciones muy diversas y de cofradías confusas.
Abajo, adentro fluye y transcurre el tiempo
Con la naturalidad de todos los seres en todos los tiempos:
La cotidianeidad de la vida… y de la muerte.
Desde abajo, desde adentro de nuestro mar interior
Emergen voces que los llaman, los reclaman, los invocan
Allí donde dormitan esperando esperanzados
Alimentando nuestra espera de un regreso
Que no nos haga necesario evocarlos.