Una muchacha muy bella-Julián López

Portada del libro

Estoy participando como alumna en un taller semipresencial (tres encuentros por Meet y uno presencial en Tigre) en el espacio de Refugio Literario. Me sumé hace un mes y no puedo hablar de las obras anteriores a excepción del hecho de que el tema que nuclea la propuesta está relacionado con los vínculos familiares.

La obra que terminamos de leer y de la que quiero hablarles aquí es de un escritor argentino contemporáneo. El narrador construye su relato siguiendo el devenir del hilo de sus recuerdos: los que guarda pero también los que ha querido ocultar y se le aparecen a través de algún objeto o circunstancia.

Como muchas otras obras que conocemos, se aborda aquí la época de la dictadura, pero la mirada está dirigida de forma peculiar: un narrador adulto reconstruye la mirada del niño que siente el abandono doblemente (por parte de un padre al que no se nombra; también, de una madre cuyas razones ese niño parece no conocer); entre el octavo y el noveno capítulo de un total de diez (no llevan número ni título pero se perciben por la organización gráfica) se transita hacia un presente donde el narrador asume su voz adulta y completa algunos datos, sólo los suficientes para que tengamos la certeza de lo que hemos ido viendo en las páginas ya recorridas. Sin embargo, lo no dicho, las fuertes elipsis en el discurso nos dejan también alguna incertidumbre.

Además de varios datos (nombres de lugares, alusiones a slogans de propagandas, entre otros -y no escapa por ejemplo una referencia a espectáculos como Titanes en el ring, así como un «diálogo» peculiar entre las situaciones y lo circense-), hay un juego interesante con el lenguaje de la música, el cine, las artes en general no sólo como complemento para ubicarnos en un contexto histórico sino para reflejar a través de ellos sentimientos, experiencias, situaciones que atraviesa el personaje. Como uno de los ejemplos, sumo aquí una presentación que realicé para el taller acerca de la relación entre algunas esculturas del Jardín Botánico y algunas temáticas de la novela:

Jardín Botánico-esculturas

(Si usan este enlace van a encontrar a la izquierda la serie de diapositivas y las pueden ir seleccionando en orden para verlas)

Si utilizan este enlace acceden a la presentación pero, como no le hice las transiciones, tienen que pulsar para cambiar a la siguiente imagen

He dejado dos enlaces para la misma presentación por si acaso no pudieran abrir uno de los formatos. Luego de revisarlos sin conexión con mis aplicaciones de Google, si es necesario volveré por aquí para eliminar la que no resulte de utilidad.

Entre las conexiones con la literatura, más allá de las referencias a las lecturas que realizaba la madre (Cien años de soledad, La rama dorada, El varón domado), se me hicieron presentes tanto Pablo Neruda como Fernando Vizcaíno Casas. El primero en relación con su testimonio acerca de la Guerra Civil Española en España en el corazón, en especial cuando en el capítulo 8 de la novela el narrador de Julián López señala

Todo estaba en otro sitio, todo estaba revuelto.

No había más postales de viajes extraordinarios (…) Ni había un novio con boina de estrella roja, con barba y un cigarro (…) No había más centurias de soledad, ni había más ramas doradas (…) Mi casa estaba rota.

El segmento que resalto en la cita (páginas 128-129) es a mi juicio como la caja de resonancia en la que aparecen las palabras de Pablo Neruda en relación con la España de Franco: «Venid a ver la sangre por las calles…» o «mirad mi casa muerta, mirad España rota»

El segundo se me hizo presente en un fragmento de la página 155, ya en el capítulo diez

Tras los galpones están las vías, un espacio enorme sembrado de pasto inglés y surcado de las líneas plateadas (…) Donde había fábrica y hubo medioevo van a levantarse como Transformers los edificios ultramodernos con vista al río.

Qué potente puede ser el deseo de ponerse una camisa limpia.

Más allá de una clara crítica en relación con el contexto actual, en el caso de la frase que resalto se me reveló aquel libro de Fernando Vizcaíno Casas (De «camisa vieja» a «chaqueta nueva») precisamente porque en él el escritor español hace referencia a cómo se cambian usos y costumbres de acuerdo con lo que conviene a la época.

El uso de los espacios en blanco entre segmentos de la narración, además de vincularse con la nada, el vacío que atraviesa varias situaciones, también está relacionado con formas de elaborar transiciones: entre distintos momentos que están teñidos por similares vivencias, entre diferentes lugares con la misma situación ya experimentada y también entre lo que se cuenta, lo que sucede o se recuerda, y el «buceo» en el interior del narrador-personaje que se detiene a observar sus sentimientos con respecto a los hechos hasta que sale nuevamente a la superficie para completar la narración suspendida.

Hay otros aspectos para considerar, muchos de los cuales forman parte del trabajo en conjunto de las participantes del taller y los diferentes aportes que se fueron complementando. No quisiera tomar otras cuestiones tratadas como si pertenecieran a mi propia elaboración de la lectura (de hecho ya algunas de las que he mencionado hasta acá también tomaron forma en el intercambio); quizás vuelva sobre ellas una vez que comparta este artículo y les solicite sumar sus voces. Por supuesto, entre esas cuestiones está, por ejemplo, el lenguaje poético, el uso de lo metafórico y de la comparación con una potencia particular de generación o recreación de significados. Y es interesante observar cómo se trabaja en el filo de la ambigüedad: por ejemplo, cuando en la página 16 se habla de una «madre abandonada» uno siente que en el recorrido de la historia se han superpuesto imágenes («madre abandonada por el hombre que la hizo madre», «madre abandonada por su hijo que siente enojo por algunas situaciones y entonces parece hacerla a un lado como siente que lo hicieron con él»; también cuando se hace alusión a las SIRENAS y observamos en ellas los rastros de diferentes discursos en donde se entrecruzan lo mitológico, el mundo infantil y el contexto histórico relacionado con la dictadura.

Lo que sí me gustaría dejarles aquí, por si se decidieran a leer la obra, son dos enlaces a películas que se mencionan en la obra, por si acaso quisieran observar la relación que se establece: en el primer caso he tomado sólo el trailer.

En el segundo caso, elegí la película completa porque no encontré una síntesis que me pareciera apropiada. Está en italiano; recuerden que en la rueda de «Ajustes» pueden seleccionar el idioma de los subtítulos (aunque les anticipo que no están muy bien logrados)

Dejo por último tres citas que me parece les darán cabal idea de algo de lo ya expuesto así como de lo que pudieran encontrar y resignificar con sus propias lecturas y experiencias:

Hubiera preferido no saber, hubiera preferido que la respuesta hubiese sido una pregunta, como siempre (…) Que las sirenas nos iban a llevar en su mismo lomo (…) en las que nos deslizamos hasta un puerto soleado. Juntos. Salvos.

págs. 77/78

Una tarde Elvira me fue a buscar a la escuela (…) No era para nada habitual (…) no me pareció raro que no me hablara y que caminara al lado mío en silencio (…) vi a un policía parado en la vereda … pero yo conseguí soltarme y salí veloz, como un leopardo hastiado del sometimiento de estar echado para los ojos de sus captores.

pág. 127

En esos terrenos podría construirse lo que ya no existe. En esos terrenos podría construirse el cementerio feliz en el que elegimos que quedara nuestra memoria, una extensión de césped desde el mar hasta la cordillera sobre la que pervive el mundo ideal que soñaron ellos.

pág. 155

Queda más por trabajar pero no deseo extenderme demasiado. Quienes la hayan leído o quienes lo hicieran de aquí en más, quizás estén interesados en sumar sus miradas y complementar lo que he desarrollado.