2000: Gao Xingjian, literatura como revelación y rebelión

Premios Nobel 1991-2000 (para información acerca de Gao Xingjian)

Si el escritor estaba buscando ganar libertad intelectual la opción era guardar silencio o huir. Sin embargo, el escritor depende del lenguaje, y para él no expresarse por un período prolongado es idéntico al suicidio. Para evitar el suicidio o ser silenciado, y más adelante expresar su propio criterio, no tenía otra alternativa que el exilio.

La cita precedente hace referencia, en el discurso de Xingjian, a la situación de la literatura china en la época de la Revolución (como un ejemplo de lo que la intromisión de la política puede producir en la cultura). Sin embargo, en la disertación completa, la importancia de la voz, del lenguaje, como algo esencial para revelar un viaje de la mente que da cuenta de la afirmación del ser humano y su posibilidad de trascendencia es una constante.

El lenguaje es la cristalización suprema de la civilización humana; es intrincado, incisivo y difícil de asir, y sin embargo es expansivo, penetra la percepción humana y une al hombre, sujeto de la percepción con su propia comprensión del mundo. La palabra escrita también es mágica porque permite la comunicación entre individuos distantes, incluso si son de razas o tiempos diferentes. Es también de esta forma como el presente compartido en la escritura y lectura de la literatura se conecta con sus eternos valores espirituales.

Según este autor, el escritor no es ni Dios ni profeta. Le cabe más bien la función de ser un testigo, no un portavoz, en relación con su época. Es su voz individual la que permite que su autorrealización lo conduzca a la universalidad, la multiculturalidad. La literatura es «el hombre centrando su mirada en sí mismo»: ello asegura, de acuerdo con las observaciones de Xingjian, que esta arte posea más la misión de DESCUBRIR, REVELAR, que de subvertir.

Subvertir no es el objetivo de la literatura; su valor descansa en descubrir y revelar lo que es raramente conocido, poco conocido, o lo que se supone conocido pero de hecho no lo es, sobre la verdad del mundo humano. Podría parecernos que la verdad es la cualidad básica invulnerable de la literatura.

Asimismo, señala que LITERATURA y VERDAD están imbricadas de un modo especial dada la presencia de la FICCIÓN (que de todos modos da cuenta de un «retrato» verdadero de la vida humana).

(…) la imaginación es parte importante de la literatura; pero esta especie de viaje de la mente no significa sólo inventar una serie de tonterías. La imaginación que está ajena a los sentimientos verdaderos, y la creación que está ajena a las experiencias de la vida, resultan insípidas y débiles. Y la obra que no logra convencer al mismo autor no será capaz de emocionar al lector. Sin dudas, la literatura no sólo depende de las experiencias de la vida común y tampoco el escritor está limitado a describir sus experiencias personales. Este puede incluso utilizar las cosas que ha oído, visto y leído en obras literarias anteriores, y transformarlas en sus propios sentimientos. Esta es también la magia del lenguaje de la literatura.

Definitivamente ni el MERCADO ni la POLÍTICA son valiosos para la literatura en tanto la condicionan y no permiten que se aprecie que la función de la ESCRITURA no se vincula con lo UTILITARIO o el manejo del PODER. Si el escritor tiene un desafío es el de la transformación de la sociedad sólo como aspiración de trascendencia. Y el único modo en que un autor puede ser fiel a este principio es dejando que su VOZ INDIVIDUAL lo exprese puesto que de esta forma alcanzará una dimensión general (no abstracta) y vinculada con la perduración en el tiempo.

Si el escritor desea desafiar la sociedad debe ser a través de la lengua y debe apoyarse en los personajes y los acontecimientos de sus obras. De otra manera, sólo conseguirá dañar la literatura.

La literatura no es un grito iracundo y tampoco puede convertir la indignación de un individuo en acusaciones. Solamente cuando los sentimientos del escritor como individuo se reflejan en su obra, éstos resisten el paso del tiempo y sobreviven por un largo período (…) En verdad, ese desafío no puede transformar la sociedad; es solamente la aspiración individual de trascender las limitaciones del entramado social y de asumir una postura encubierta (…) Honorables miembros de la Academia, les doy las gracias por otorgar este Premio Nobel a la literatura; a la literatura que se mantiene firme en su independencia, que no escapa del sufrimiento humano, ni de la opresión política, y que además no sirve a la política.

2022: Annie Ernaux, escribir lo personal/universal

Discurso de Annie Ernaux 2022

El tono de las palabras de Annie Ernaux en su discurso parecen evidenciar su interés por expresar su propia experiencia, sus sentimientos, su vivencia individual de un hecho como el que la está atravesando. Y ciertamente es así, pero ello no abarca todo el significado de su expresión en primera persona.

el deseo de utilizar el «yo» -una forma que es a la vez masculina y femenina- como herramienta de exploración que capta las sensaciones, las que la memoria ha ocultado, las que el mundo que nos rodea no cesa de ofrecernos, en todas partes y todo el tiempo

En realidad, al llegar a la última parte de su disertación, descubrimos que para esta escritora la exploración en el yo, el buceo en sentimientos, sensaciones, situaciones personales es el único camino válido para que la expresión se vuelva universal, transpersonal.

Pero como todas las cosas se viven inexorablemente de modo individual –“me está pasando a mí”–, sólo pueden leerse del mismo modo si el «yo» del libro se vuelve, en cierto modo, transparente, y el del lector o lectora pasa a ocuparlo. Que este Yo sea, en definitiva, transpersonal, que lo singular alcance lo universal.

En el inicio de su alocución, Ernaux hace referencia a su infancia, la relación con la literatura y una promesa que se planteó en los inicios de su trayectoria: escribir para vengar a su raza. Señala además que, ante la situación de disertar frente a los presentes, le sucede lo mismo que cada vez que aborda la escritura: una necesidad de encontrar la frase, la llave que le otorgue la libertad interior que le permita hablar sin ataduras.

Hoy, para afrontar una situación que, tras el estupor del acontecimiento –»¿de verdad me está pasando esto a mí?– mi imaginación me presenta con un miedo creciente, es la misma necesidad la que me abruma. Encontrar la frase que me dé la libertad y la firmeza para hablar sin temblar…

Sin embargo, durante un tiempo lo anterior quedó postergado. Si bien estudiar literatura fue la forma de permanecer en ella, la escritura transfiguradora de la realidad quedó al margen a partir de la asunción del rol de mujer de la época. Tiempo después, imprevistamente, ciertas circunstancias le devolverían la posibilidad de transitar el proyecto postergado. Más aún: debido a situaciones de la época, su propósito se amplió a vengar su raza y su sexo.

Así como antes había mencionado la necesidad de encontrar una frase, una llave, en el momento en el que asume su nuevo rol de mujer escritora necesita solucionar un dilema: el que se plantea entre la expresión en la lengua de origen y la adquirida, así como la necesidad de romper con la «buena escritura» puesto que lo requiere la representación del desgarramiento social y los eventos que la atraviesan.

Ninguna elección de escritura es evidente. Pero los que, como inmigrantes, ya no hablan la lengua de sus padres, y los que, como tránsfugas de su clase social, ya no tienen el mismo idioma, piensan en sí mismos y se expresan con otras palabras, se enfrentan a obstáculos adicionales. Un dilema. Sienten la dificultad, incluso la imposibilidad, de escribir en la lengua adquirida (…) Por un lado, está el lenguaje en el que han aprendido a nombrar las cosas, con su brutalidad, con sus silencios, como el del encuentro cara a cara entre una madre y un hijo, por ejemplo, en el bellísimo texto de Albert Camus «Entre el sí y el no». Por otra parte, los modelos de las obras admiradas, interiorizadas, las que les abrieron el universo primero y a las que se sienten deudores por su elevación, que a menudo consideran incluso como su verdadera patria (…) Espontáneamente, fue el choque de un lenguaje portador de cólera y de burla, incluso de grosería, lo que me vino, un lenguaje de exceso, insurgente, a menudo utilizado por los humillados y los ofendidos, como única manera de responder al recuerdo del desprecio, de la vergüenza y de la vergüenza de la vergüenza.

Según Ernaux es importante entender que la escritura tiene una dimensión política, así como la tiene también su rol de mujer; esta dimensión, sin embargo, es diferente de la que se plantea entre la política y los acontecimientos históricos. Agrega que también por ello es importante manifestar que el Premio Nobel no representa para ella una victoria individual sino una reivindicación colectiva, aun cuando no esté segura de si la promesa que alguna vez se hiciera esté cumplida.

Escribiendo en un país democrático, sigo preguntándome, sin embargo, por el lugar que ocupan las mujeres, también en el ámbito literario (…) El reconocimiento de mi obra por la Academia Sueca es una señal de justicia y esperanza para todas las escritoras.

(…) Descifrar el mundo real despojándolo de las visiones y valores que porta el lenguaje, cualquier lenguaje, es perturbar el orden instituido, trastocar las jerarquías. Pero no confundo esta acción política de la escritura literaria, sujeta a su recepción por el lector, con las posiciones que me siento obligada a tomar en relación con los acontecimientos, los conflictos y las ideas. (…) Sustentada en la exclusión de extranjeros e inmigrantes, el abandono de los económicamente débiles y la vigilancia del cuerpo de las mujeres, me exige, a mí y a todos aquellos para quienes el valor de un ser humano es el mismo, siempre y en todas partes, un deber de vigilancia.

2023: Premio Nobel al escritor noruego Jon Fosse

«por sus innovadoras obras de teatro y prosa, que dan voz a lo indecible»

Había olvidado en qué época del año estamos. Revisaba que tengo pendiente un artículo acerca del discurso del Premio Nobel 2022 cuando me llegó la noticia de la premiación de este año. Luego de esta entrada con el único objetivo de informar acerca de las actualizaciones, me voy a ocupar de editar la página de los Premios Nobel con la reseña correspondiente a Jon Fosse y también a escribir el posteo en relación con el discurso de Annie Ernaux, que ya tengo en mis manos.

1956: Juan Ramón Jiménez, «poeta de poetas»

Premios Nobel 1951-1960 En este espacio, los datos acerca de Juan Ramón Jiménez y algunos de sus textos (el enlace corresponde a una sección en este mismo sitio). Consta también lo que la Academia señaló como argumento para otorgar la premiación.

«por su poesía lírica, que en idioma español constituye un ejemplo de elevado espíritu y pureza artística».

Cuando se buscan datos acerca de aquel año en relación con el Premio y el discurso de aceptación del Nobel lo que se halla son las palabras de reconocimiento de Hjalmar Gullberg (poeta, dramaturgo y traductor) hacia el escritor así como el discurso que el poeta (enfermo y residiendo en Puerto Rico) dispuso que fuese leído por Jaime Benítez (Rector de la Universidad de Puerto Rico).

En cuanto a la disertación de Hjalmar Gullberg destacan varias cuestiones:

  • Honrar a Juan Ramón Jiménez es homenajear a través de él a toda la literatura española.

Para una generación de poetas en ambos lados del océano que separa, y al mismo tiempo, une los países hispánicos, él ha sido un maestro, el maestro, para todos los efectos. Cuando la Academia Sueca le rinde homenaje a Juan Ramón Jiménez, el rinde homenaje también a toda una época de la gloriosa literatura española».

  • La obra del escritor está vinculada con otras artes (algo propio de la generación en la que se formó), pero en especial con la música y la pintura. En relación con esta última, destaca que la poesía del autor atraviesa diferentes períodos: el primero, vinculado con el verde; el segundo, con el blanco; el tercero, desde 1936, desde su exilio y en forma coetánea con su exilio.

De la misma forma que hablamos de los periodos azul y rosa de Picasso, que nació en el mismo año, los historiadores de la literatura han llamado la atención al predominio de diferentes colores en la obra de Juan Ramón Jiménez. Al primer periodo pertenecen todos los poemas en amarillo y verde—el famoso poema verde de García Lorca tiene su origen aquí. Más tarde, predomina el blanco, y la desnudez del blanco caracteriza la época brillante, decisiva, que incluye lo que se ha dado en llamar el segundo estilo poético de Juan Ramón. (…) Un ascetismo formal llevado a la perfección, que rechaza todo adorno exterior del verso, será el camino que lleve a la simplicidad que es la forma suprema del arte, la poesía que el poeta llama desnuda.

  • Lo que se encuentra en la poesía de J. R. Jiménez no está a plena luz sino que se descubre en la intimidad, en una sensibilidad que atraviesa lo cotidiano con profundidad.

Cuando, poco a poco pero con paso firme, se había librado de los gentiles, cautivadores brazos del simbolismo francés, los rasgos característicos de música e intimidad habrían de quedarse por siempre impresos en él.

Por lo que corresponde a Jaime Benítez, más allá de leer las breves palabras de agradecimiento a la Academia y reconocimiento a la inspiración que ha sido Zenobia (su esposa) que Jiménez había entregado para la ocasión del banquete, destina momentos en particular para rescatar aspectos del poeta:

  • Lo señala como «poeta de poetas»

«Juan Ramón ha sido llamado poeta de los poetas, pero el laico puede acercarse a él si quiere primero pasar de la pura belleza visual de su paisaje, de la encantadora Andalucía, de sus pájaros, de sus flores , Granadas y naranjas. Una vez dentro de su mundo, al leer y releer tranquilamente, uno despierta gradualmente a una nueva «visión viva» en él, refrescado por la profundidad y la riqueza de una rara imaginación poética…»

  • Resalta el valor que en su escritura adquiere la PALABRA.

...nuevas etapas hacia la ansiada identificación del “yo” con el mundo; poesía y pensamiento tiene el propósito de encontrar “el nombre exacto de las cosas”. Gradualmente, los poemas se tornan más concisos, desnudos, transparentes; son, de hecho, máximas y aforismos de la poética mística de Juan Ramón.

  • Por último, destaca que es importante que un premio como el Nobel muestre hasta qué punto disciplinas como la CIENCIA y la LITERATURA abordan en forma diversa pero equivalente la CREACIÓN.

Los premios literarios pueden implicar decisiones más difíciles que las científicas. Sin embargo, deberíamos estar agradecidos al fundador por haber incluido un premio literario en su testamento. Añade dignidad a los otros premios y al acto mismo; Destaca el elemento humano y cultural que tienen en común los dos mundos de la imaginación creadora; Y tal vez, al final, exprese ideas más profundas de lo que los científicos pueden lograr.

1977: Vicente Aleixandre, tradición y revolución

En este enlace acceden a la página de los Nobel entre 1970 y 1980 en este mismo sitio. Allí, además de datos del autor y alguno de sus textos, encontrarán la motivación de la Academia para otorgarle el galardón:

«por una creativa escritura poética que ilumina la condición del hombre en el cosmos y en la sociedad actual, al mismo tiempo que representa la gran renovación de las tradiciones de la poesía española entre guerras».

En el discurso de aceptación Vicente Aleixandre habla acerca de la renovación, pero también se ocupa de la tradición, la comunicación y lo elemental humano en la voz del poeta.

En primer lugar se ocupa de señalar que entre escritor y lector la comunicación se plantea de modo tal que el primero se plantea una serie de preguntas que interpelan al lector que les da una respuesta. De ese modo, según su concepción la llegada del Nobel para un poeta adquiere un significado en particular:

… el Premio Nobel es como la respuesta, no sucesiva, no callada, sino agrupada y coincidente, súbita, de una voz general que generosamente y milagrosamente se hace única y responde a la interrogación sin tregua que ha venido dirigiendo a los hombres.

En segundo término explica que no existe posibilidad de revolución sin que antes no esté presente un reconocimiento de la voz de la tradición. No sólo alude a la generación anterior a la suya (la del ’98: Machado, Unamuno, Jiménez) y a sus coetáneos (la del ’27: García Lorca, Salinas, Alberti, Guillén) sino que también se refiere a los clásicos españoles (el Siglo de Oro, por ejemplo). Es apoyándose en ellos, según expresa, que pueden establecerse rupturas que indiquen una nueva búsqueda o camino que el poeta intentará transmitir a las siguientes generaciones:

Y si fuimos revolucionarios, si lo pudimos ser, fue porque antes habíamos amado y absorbido incluso aquellos valores contra los que ahora íbamos a reaccionar. Nos apoyábamos fuertemente en ellos para poder así tomar impulso y lanzarnos hacia adelante en brinco temeroso al asalto de nuestro destino.

Por último, considera que existen diversas clases de poetas y se ocupa de indicar en cuál se considera involucrado. Según su posición, algunos entienden que la poesía es para alguna minoría (no establece en ello un juicio de valor) vinculada con ciertos temas y estéticas; otros, en cambio, entre los cuales se cuenta, buscan no la diferencia sino lo que une y apelan a lo permanente del hombre.

Entre ellos me cuento. Por eso, el poeta que yo soy tiene, como digo vocación comunicativa. Quisiera hacerse oir desde cada pecho humano, puesto que, de alguna manera, su voz es la voz de la colectividad, a la que el poeta presta, por un instante, su boca arrebatada. De ahí la necesidad de ser entendido en otras lenguas, distintas a la suya de origen. La poesía sólo en parte puede ser traducida. Pero desde esa zona de auténtico traslado, el poeta hace la experiencia, realmente extraordinaria, de hablar de otro modo a otros hombres y de ser comprendido por ellos.

Falta mencionar la dimensión reveladora, profética que Aleixandre le atribuye a lo poético. Pero es necesario indicar que se trata de un vaticinio sin tiempo y que, por otra parte, la sabiduría que expresa un poeta no le pertenece: proviene de su raza, de su tradición.

El poeta, el decisivo poeta, es siempre un revelador; es, esencialmente, vate, profeta. Pero su «vaticinio» no es, claro está, vaticinio de futuro: porque puede serlo de pretérito: es profecía sin tiempo (…) El poeta está lleno de «sabiduría», pero no puede envanecerse, porque quizá no es suya: una fuerza incognoscible, un espíritu habla por su boca: el de su raza, el de su peculiar tradición.

1923: William Yeats y el «espíritu de una pasión»

Artículo de Pablo Brescia en relación con Yeats y su discurso por el Nobel
En esta página de Otras miradas encontrarán una síntesis de los datos de William Butler Yeats en 1923, año en el que recibió el Premio Nobel.

«por su poesía siempre inspirada, la cual brinda expresión al espíritu de una nación entera de una forma altamente artística»

Citado en la página mencionada anteriormente

La cita anterior corresponde a un fragmento de los argumentos de la Academia en relación con el motivo por el cual resultaba merecedor de su galardón. Debo agregar, además, que cuando Yeats pronunció su discurso señaló que lo hacía como estandarte del nacionalismo irlandés y de la independencia cultural irlandesa.

Incluí un link al artículo de Brescia en el que encontré unos pocos datos (ya que no pude hasta ahora acceder al texto del discurso) para que puedan leerlo y tomar sus decisiones acerca de algunas afirmaciones. En principio, cito un segmento que extraigo de dicho artículo

«En el campo, uno está solo con su propia violencia, con su propia pesadez y con la tragedia de la vida, y si tiene alguna capacidad artística desea una emoción bella aunque no sea fantástica su expresión, ya que las estaciones serán siempre las mismas. En la ciudad, donde todos los seres humanos se acumulan, uno no se odia a sí mismo: odia al otro. Y así, si no quiere amargarse la vida y amargar la de su vecino, si trata de evitar asesinar a alguien en nombre de una frenética revolución, alguien debe enseñar lo que es la realidad y lo que es la justicia”

Citado en el artículo de Pablo Brescia (fragmento del discurso de Yeats)

En segundo lugar señalo algo que me parece se presta a confusión en el artículo de Brescia: «Curiosamente, el poeta y dramaturgo irlandés es premiado mayormente por su producción teatral y no por lo que sería reconocido en el canon de la literatura anglosajona: su poesía lírica». A menos que haya problemas en la traducción (si es que Brescia escribió este texto en inglés, dado que vive en Estados Unidos, hecho que no puedo corroborar en el enlace que encontré), me extraña lo que acabo de citar puesto que, según lo que hallé y está citado en mi página de Otras miradas (extraído de una fuente ya señalada en la sección de Premios Nobel de mi blog), el galardón lo obtiene por su obra lírica.

Lo más valioso en esta entrada está en las palabras de William Butler Yeats citadas más arriba, procedentes del artículo consultado y que dan cuenta del contraste CAMPO/CIUDAD en relación con el comportamiento humano y la posición del escritor en relación con ello.

1975-Eugenio Montale y el destino de la poesía

¿Es todavía posible la poesía? Este es el título que Montale le coloca al discurso de recepción y agradecimiento por el Premio Nobel. El planteo está relacionado con la época en la que se transita por una cultura de masas que para muchos prevé la desaparición no sólo de la poesía y el arte en general sino también de otras cuestiones de la «cultura clásica».

Los medios masivos de comunicación, la radio y sobre todo la televisión, han intentado no sin éxito aniquilar toda posibilidad de soledad y de reflexión. El tiempo se vuelve más veloz, obras de hace pocos años parecen «anticuadas» y la necesidad que tiene el artista de hacerse oír antes o después se vuelve necesidad espasmódica de lo actual, de lo inmediato.

Cuando se pregunta acerca de cuál será la suerte que corra la poesía, cuál su lugar, concluye que en el contexto actual en el que las palabras «estallan» y no parece necesaria una «interpretación», hay DOS modelos poéticos que cohabitan: la poesía inmediata, de consumo; frente a ella, otra que dura y permanece en el «sueño» (parece darle a esta expresión un signo de tranquilidad, pausa como la que es propia del arte que se gesta en la reflexión).

De todos modos, la poesía no vive sólo en los libros o en las antologías escolásticas. El poeta ignora y a menudo ignorará siempre su verdadero destinatario.

En la esencia de la POESÍA rescata su original vinculación con la música y, tiempo después, con otras artes (en particular la pintura). Este aspecto, uno de los principales, corre riesgos (según lo expone) de pérdida de identidad; si algo asegura que este peligro pueda «combatirse» es el hecho de que frente a la CULTURA DE MASAS sobrevive y crece también una CULTURA «vallado y reflexión», imbricada con las antiguas raíces populares y que se extiende a otros géneros: prosa, teatro. De este modo, «no hay muerte posible para la poesía».

Había pensado en dar a mi breve discurso este título: ¿podrá sobrevivir la poesía en el universo de las comunicaciones de masa? Es lo que muchos se preguntan, pero si pensamos bien la respuesta no puede ser más que afirmativa. Si se entiende por poesía la que escriben los diletantes es claro que la producción mundial irá creciendo desmesuradamente. si en cambio nos limitamos a la que rehúsa con horror el término producción, la que surge casi por milagro y parece conservar toda una época y toda una situacion lingüística y cultural, entonces hay que decir que no hay muerte posible para la poesía.

Por último, señala Eugenio Montale que en la actualidad todo el arte está en crisis, pero ello se debe a la condición humana: creemos ser seres privilegiados que dominamos el destino. Sin embargo

Es como preguntarse si el hombre de mañana, de un mañana quizás lejanísimo, podrá resolver las trágicas contradicciones en las que se debate desde el primer día de la Creación (y si de un día tal, que puede ser una época interminable, pudiera hablarse todavía).

1960-Saint John Perse: la poesía, luz para el misterio del ser humano

Isla de Guadalupe (Antillas)

Luego de escribir el artículo anterior (en relación con Derek Walcott y su discurso) fui a buscar en mi repositorio las palabras que Perse utilizó en su agradecimiento por el Premio Nobel. Mi intención: «ver» por mí misma qué había argumentado en relación con la función de la literatura y entender a qué hacía referencia Walcott cuando señalaba que no se podía «renegar» de escritores como Perse o Cesaire.

(…) Atada a su propio destino y libre de toda ideología, se reconoce igual a la vida misma, que nada tiene que justificar de sí misma. Y con un mismo abrazo como con un sola y grande estrofa viviente, enlaza al presente todo el pasado y lo por venir (…)

Fuente | Crónica. Fabril Editora, 1961, pp. 11-21.

Bien. Es cierto lo que señala Walcott, seguramente, en relación con que tanto Perse como Césaire habrían olvidado su cultura de origen en pro de aquella en la que fueron educados. Sin embargo, en la disertación de Saint John Perse el eje de interés es otro y en consecuencia será este (y no aquel) el punto central de la presente entrada. Como se observa en la cita precedente, su interés por la POESÍA es el eje troncal que considera como esencia de su tarea y clave para comprender la LITERATURA.

De acuerdo con las palabras de Perse la poesía es más una forma de vida que un modo de conocimiento. En este sentido se ocupa de señalar que tanto el SABIO como el POETA abordan los mismos interrogantes, si bien sus métodos de investigación difieren.

(…) Que aquí, por lo menos, no sean ya considerados como hermanos enemigos. Pues ambos plantean idéntica interrogante al borde de un común abismo; y sólo los modos de investigación difieren (…)

También contempla que lo poético es tan legítimo como lo lógico. Aunque señala que el poeta es «parte irreductible del hombre», que la poesía aborda «lo real absoluto» y se distingue de la ciencia por su abordaje de una «superrealidad».

Alega además que la esencia de lo poético no es sólo estética. Señala que es libre de toda ideología, afirmación cuyo significado entreveo (dado que no he accedido al texto en el idioma original) no como ausencia de ideología sino como independiente o superadora de ella (de modo que lo poético procedente de diversos ámbitos tiene valor equivalente puesto que sobrevuelan la postura política)

(…) La oscuridad que se le reprocha no viene de su naturaleza propia, que es la de esclarecer, sino de la noche misma que explora, a la que está consagrada a explorar: la del alma misma y la de misterio que baña al ser humano. Su expresión se ha prohibido siempre la oscuridad y esa expresión no es menos exigente que la de la ciencia. Así, por su adhesión total a lo que existe, el poeta nos enlaza con la permanencia y la unidad del ser. Y su lección es de optimismo. (…)

Según su concepción de lo poético Perse señala la fuerza iluminadora de la poesía; ella no proviene de su valor pítico (de oráculo) a pesar de que ensamble pasado, presente y porvenir. Esta esencia procede de la íntima vinculación con el alma misma y el misterio del ser humano; es este aspecto aquel que le da a la poesía (en su concepción abarcadora de toda la literatura) la posibilidad de dar luz al hombre, a diferencia de la Historia que lo somete a la inercia

Las civilizaciones que maduran no mueren de los tormentos de un otoño; no hacen sino transformarse. Sólo la inercia es amenaza. Poeta es aquel que rompe, para nosotros, la costumbre.

Por último, le cabe al poeta una función que es la de develar la esencia del hombre, independientemente de su ocupación de «mala conciencia de su tiempo».

(…) Al poeta indiviso tócale atestiguar entre nosotros la doble vocación del hombre. Y esto es alzar ante el espíritu un espejo más sensible a sus posibilidades espirituales. Es evocar en el siglo mismo una condición humana más digna del hombre original. Es asociar, en fin, más ampliamente el alma colectiva con la circulación de la energía espiritual en el mundo…

1992: Derek Walcott-identidad antillana en la poesía del paisaje

Isla de Santa Lucía-Caribe

En el enlace anterior se encontrarán con una breve reseña de la obra de Derek Walcott (figura en 1992, año en el que recibió el Premio Nobel, cuyo discurso nos ocupa ahora)

No quisiera dejar de mencionar, antes de una recorrida por el discurso de Walcott, que su posicionamiento en esta disertación me ha recordado a escritores como Rudyard Kipling y Nazim Hikmet. No es tanto por una postura ideológica en el sentido político sino más bien en relación con la pertenencia a un territorio y la forma de vivir dentro de él la propia IDENTIDAD.

En el caso de Hikmet existe una evidencia de su lucha por la nación turca y su conexión con el comunismo, lo que le valió el exilio. Un poema para considerar, en función de su compromiso con la vida, es «Sobre la vida» -que pueden encontrar en el siguiente enlace: https://laepoca.apa.org.ar/Revistas/28-El-virus-de-lo-extranjero.-Lo-extrano-como-virus/No-es-chacota-la-vida-Intersecciones-con-la-poesia. Por lo que se refiere a Kipling considero que es en La marca de la bestia donde mejor se percibe su compromiso con su lugar de origen (India); si bien no se trata de un ensayo sino de una historia, de un relato de estilo fantástico, su epígrafe exhibe la mirada que el escritor expone con respecto a las culturas entrelazadas en la narración. En este enlace pueden encontrar la versión en historieta que en 2019 realizaron algunos de mis alumnos a partir de la lectura y las ilustraciones de una edición.

Debemos recordar que estos escritores, incluyendo a Derek Walcott, escribieron (o fueron publicadas sus obras) en idiomas europeos, sin que ello implicara un desconocimiento de los idiomas de sus lugares de origen (más bien todo lo contrario). En el caso de Derek Walcott, Antillas (donde se encuentra ubicada la isla de Santa Lucía) representa un territorio en donde la Historia pierde su protagonismo ante la entidad de un ambiente que se impone para ser vivido y descripto; un ambiente que ha sido mimetizado con otras culturas y que de ese modo se ha representado como un espacio turístico e idílico, en tanto se ha olvidado observar sus peculiaridades: su ritmo más acorde con el siglo XIX, por ejemplo, sin que ello actúe en detrimento de la entidad antillana.

dos religiones distintas, dos continentes distintos, ensanchando el corazón con el dolor que es alegría. Pues ¿qué es la alegría sin el miedo? El miedo al egoísmo, porque así, sobre este estrado, con el mundo prestando atención a mí, no a ellos, quisiera preservar invioladas esas sencillas alegrías, no porque sean inocentes, sino porque son verdaderas. Tan verdaderas como el día en que Perse, con la bendición de sus dones, escuchó los fragmentos de su propia epopeya de Asia Menor en el susurro de las palmeras reales, esa Asia interior del alma por donde vaga la imaginación como si la imaginación fuese algo opuesto a la memoria colectiva de nuestra raza.

La cita precedente se encuentra en el final del discurso de Walcott. Para alcanzar cabalmente todo su significado tomaremos algunas ideas anteriores en el mismo texto. Sin embargo, queda algo por señalar en relación con las experiencias de otros escritores.

pero si bien Perse renegó de sus orígenes grandes escritores incurren a menudo en el desatino de querer suprimir su cuna, nosotros no podemos renegar de él en mayor medida que de Aimé Césaire y su ascendencia africana. Y no se trata de conveniencia; tal es la irónica república que es la poesía, ya que cuando veo al ocaso que se mueven las frondas de las palmas reales, pienso que están recitando a Perse. La privilegiada y fragante poesía que Perse compuso para celebrar su blanca infancia, y la grabación de música hindú, detrás de los arqueros morenos de Felicity, con las mismas palmas reales recortadas contra el mismo cielo antillano, me conmueven por igual. Siento el mismo intenso orgullo por los poemas que por los rostros.

Correspondiente a un segmento en el que se refiere a Saint John Perse y su vinculación con las Antillas (Isla de Guadalupe)

La cita precedente se vincula con dos cuestiones planteadas por Walcott en su elocución: por un lado, el hecho de que hay escritores (a diferencia de lo que señalamos más arriba) que una vez educados en determinada cultura dejan de lado o reniegan de la propia por nacimiento; sin embargo, ello no amerita para Walcott el renegar de ellos o hacerlos a un lado puesto que de alguna manera se han vinculado con las raíces que parecen querer borrar u olvidar. Por otra parte lo anterior nos conecta con el posicionamiento de Walcott en relación con el universo que ha representado: su necesidad de hablar en representación de los «indígenas» (así mencionados en la traducción por contraposición a los «viajeros» como veremos luego) y de hacerlo en patuá (hacia el final de este artículo transcribiré un poema que él expone en su discurso)

Estoy aquí en nombre de ellos, si no es que en el de su imagen, pero también en el nombre del dialecto que intercambian como las hojas de los árboles, cuyos nombres son más flexibles, más verdes, más agitados por la mañana que en inglés (laurier canelles, bois-flot, bois-canot), o los valles que los árboles nombran (Fond St. Jacques, Mabonya, Forestière, Roseau, Mahaut), o las playas desiertas (L’Anse Ivrogne, Case en Bas, Paradis), todas son canciones o historias por sí solas, pronunciadas no en francés, sino en patuá.

Señala también Derek Walcott que lo anterior es un proceso que él debió experimentar para comprender cabalmente el mundo en el que nació y creció, aquel que todo el tiempo las culturas hegemónicas intentar adaptar a una concepción cultural y a una mirada del Caribe proveniente de los folletos turísticos. En este sentido afirma

Yo tenía derecho, como cada trinideño, a los éxtasis que eran suyos, porque el éxtasis era la altura del sinuoso tamboreo de los altavoces. Tenía derecho al festín de Husein, a los espejos y los templos de papel crepé de la epopeya musulmana, a la danza del Dragón Chino, a los ritos de la sinagoga de los judíos sefarditas, que antaño se localizaba en tal o cual calle. Sólo soy una fracción muy reducida del escritor que sería de haber abrazado todos los lenguajes fragmentados de Trinidad.

Otra cuestión interesante que plantea Walcott en su disertación se relaciona con los «viajeros» y los «indígenas». Frente a los lugares comunes de los turistas que dicen enamorarse del Caribe, el escritor señala que AMAR implica quietud, inmovilidad en tanto que VIAJAR se relaciona con el movimiento. A partir de esta dicotomía, establece una diferente forma de involucrarse con el ambiente en el que se vive o por el cual se transita. Siempre que el VIAJERO se dedique a esa actividad (sea turista o no), percibirá todo en cambio y movimiento; si acaso sucediera que regresara a un lugar porque lo ama, entonces habrá devenido en INDÍGENA (sin que incida en ello el origen sino más bien el sentido de pertenencia)

Lo que está oculto no puede ser amado. El viajero no puede amar, pues amar es inmovilidad y estancamiento, y el viaje es movimiento. Si el viajero retorna a lo que amó de un paisaje, y si se queda allí, no es ya un viajero: se encuentraen un estado de estancamiento y concentración, se ha convertido en un amante de esa parte específica de la tierra, se ha convertido en un indígena.

Hay otras imágenes interesantes de trabajar, como el papel de la Historia en estos ámbitos o la búsqueda de elementos elegíacos por parte de diversos escritores, así como la presencia de una memoria fragmentada de evocaciones antiguas (o perdidas) que se compone y recompone en una ceremonia que repite y reinventa o renueva hábitos, costumbres… Sin embargo, para no excederme en el desarrollo de mis observaciones, finalizo este artículo con la inclusión del poema que para Walcott muestra la diferente forma en que los idiomas pueden representar lo que exhiben

Uno se levantaba oyendo dos lenguajes: uno era el de los árboles, el otro el de los colegiales recitando en inglés:

I am monarch of all I survey,

My right there is none to dispute;

From the centre all round to the sea

I am lord of the fowl and the brute.

Oh, solitude! where are the charms

That sages have seen in thy face?

Better dwell in the midst of alarms,

Than reign in this horrible place…

(Rey soy de cuanto domina mi vista,

Un derecho que nadie me disputa;

Del centro a la redonda, y hasta la mar,

Soy el señor de las aves y las bestias.

¡Oh soledad!, ¿dónde están los encantos

que los sabios veían en tu rostro?

Mejor vivir en medio del tumulto

Que ser monarca en este horrible sitio…)

Mientras en el campo, con el mismo metro, pero al son de instrumentos orgánicos, violín hecho a mano, chac-chac y tambor de pelo de cabra, una muchacha de nombre Sensenne cantaba:

Si mwen di’ous ca fait nwen la peine

‘Qus kai dire ca vrai.

(Si te dijera que eso me dolió,

Dirías: «Es cierto.»)

Si nwen di ‘ous ca penetraint nwen

‘Ous peut dire ca vrai.

(Si te dijera que me heriste el corazón,

Dirías: «Es cierto.»)

Ces mamailles actuellement

Pas ka faire l’amour z’autres pour un rien.

(Los muchachos hoy

no hacen gratis el amor.)

«Las Antillas: fragmentos de una memoria épica»-Traducción: José Luis Rivas y Norman Glass

1983: William Golding y el sentido común

Vuelvo con mis paseos a través de los discursos de los escritores que han recibido el Premio Nobel. En este caso, he demorado en abordar a este escritor puesto que esperaba encontrar otro texto, quizás más extenso, que el que ahora utilizo. Me ha decidido, finalmente, el hecho de que al revisarlo he notado (más allá de no haber encontrado otro) que quizás contiene en breves líneas todo aquello que es necesario (o lo era en ese año) decir a quienes quisieran escuchar.

Dado que en efecto el discurso no tiene más de una página se los he incluido en el enlace precedente. Sólo me queda señalar, tal como él lo hace en su discurso, que el mensaje principal que pretende transmitir es el de que los habitantes de un país y sus líderes y gobernantes no pueden estar en diferentes sintonías; por otra parte, dirigiéndose a hombres y mujeres con poder en diferentes naciones, los insta a considerar como eje principal el sentido común y la generosidad.

Regresa. Da un paso atrás ahora. El acuerdo entre ustedes no necesita astucia, elaboración, maniobras. Se necesita sentido común y, sobre todo, una generosidad atrevida.