Lo que hicieron ahí (María Rosa Lojo)

Lo que hicieron ahí (en la página OBRAS Y AUTORES)

Comencé este artículo con la intención de elaborar una reseña para publicar en el blog y sabiendo que por detrás quedan las huellas de un ensayo o una monografía en relación con la novela en sí misma y/o con otras obras de la autora. En este punto en el que me detengo a revisar las líneas, me doy cuenta de que he navegado entre la reseña y el ensayo y en consecuencia debería desandar y revisitar el camino recorrido hasta esta línea en la que me encuentro.

Seguramente este texto quedará en el blog y en las redes, pero será necesario volver sobre ciertos temas para compartir datos que revelan el sentido de lo que se ha ido planteando; por otra parte, el trabajo de análisis y comparación que derive en un ensayo o tesis de investigación seguirá por otros canales que suelo visitar y de los que daré cuenta en el momento oportuno.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (Tatiana Tibuleac)

NOVELA

En el link anterior van a la página en la que realicé la reseña de esta novela, que también es una lectura realizada para el taller de Refugio Literario, como en el caso de Una muchacha muy bella (Julián López). Lo que les ofrezco aquí son los videos que contienen segmentos seleccionados y leídos por cada uno de los participantes; quizás también ellos sirvan para inspirarles el deseo de leerla.

Una muchacha muy bella (Julián López)

Si leyeron una entrada anterior y fueron a la página linkeada en donde aparece la reseña que realicé luego de la tarea conjunta de taller, si aún no están seguros de si quisieran leer la novela, aquí les dejo breves videos en los que cada una de las participantes del taller lee un segmento que escogió de la misma. Esta actividad, como dije, pertenece a Refugio Literario, que además tiene Instagram: _refugioliterario y cuyo correo electrónico es refugiolit@gmail.com

El orden en que se incluyen los videos no tiene un criterio en particular; el mío aparece en primer lugar porque no tenía que esperar la autorización de nadie para incluirlo.

1972-HEINRICH BÖLL: la pasión por escribir de nuevo

Discurso en .pdf Para que cuenten con el texto completo, que no es extenso.

Heinrich Böll y Gunther Grass Si bien se trata del posteo anterior, lo refresco aquí puesto que en el discurso del galardonado en 1999 había algo para comentar y que aparecerá en las siguientes líneas.

Pocas palabras utiliza Böll para representar el país y la época que lo definen y que de alguna manera signan su escritura. Sin embargo ellas son claras y contundentes.

Habiendo nacido en 1917, la vinculación de su país natal con diversas guerras y situaciones alrededor de ellas es lo primero que le interesa destacar. La historia de esta nación no sólo ha llevado a muchos a marcharse o escaparse sino también a regresar a esa tierra, en ocasiones tan mal como muchos de los que debieron huir. De este modo, violencia, destrucción, dolor y errores son palabras que caracterizan el mundo en que el escritor ha vivido.

Pero ni los escombros ni las ruinas, ni los movimientos de Este a Oeste, y al contrario, lograron lo que después de tanta historia, de demasiada historia, se podría haber esperado: la tranquilidad; probablemente porque nunca se nos dio la oportunidad; para unos éramos demasiado occidentales, para otros no bastante occidentales; para unos demasiado profanos, para otros no bastante profanos. Todavía reina la desconfianza entre los alemanes que desean justificarse como si la combinación Alemania y Occidente fuera tan sólo un engaño de la nación que mientras tanto ha dejado ya de ser sagrada

Al comienzo de su discurso señala que quienes en vez de Deutsche preferían Teutsche (racistas nazis: remarcaban el origen TEUTÓNICO) son los responsables del panorama actual.

PAZ, REPÚBLICA… para quienes, como él, pertenecían a las generaciones posteriores a la primera guerra, no eran más que palabras y, a lo sumo, evocaciones de recuerdos desvanecidos. La posibilidad de liberarse y recuperar una identidad, según Böll, se vinculó primero con la labor de escritores extranjeros y luego con la posibilidad de conquistar el lenguaje y escribir acerca de la patria perseguida.

El camino hasta aquí ha sido un camino largo para mí, que, como tantos millones, al regresar de la guerra, no poseía mucho más que las manos en el bolsillo, y lo único que me distinguía de los otros era mi pasión por querer escribir, escribir de nuevo (…) El resto fue la conquista del lenguaje en esta vuelta al material, a este puñado de polvo que parecía estar delante de la puerta y que. sin embargo, tan difícil fue de captar y de comprender.

En último término, además de mencionar que fue largo el camino hasta donde se encuentra ahora, sobre todo por «el bosque de índices», que hace referencia a los dedos apuntando hacia a los alemanes (en general por los mismos alemanes) como responsables de lo perdido, se ocupa de recordar a varios escritores alemanes que fueron desvalorizados por esos «índices» porque ya no se los consideraba «propios», «pertenecientes a la cultura alemana»: Nelly Sachs, Selma Lagerlöf, Thomas Mann, entre otros. En la entrada mencionada más arriba, dedicada a Gunther Grass, mencioné que este escritor señalaba lo que a mi juicio era una crítica en relación con la forma en la que Böll los consideraba. Me refería a este segmento de su discurso

Cuando Heinrich Böll, el 2 de mayo de 1973, pronunció aquí su discurso de recepción del premio Nobel, en el que contrapuso, delimitándolas cada vez más, las posiciones aparentemente tan contradictorias de la razón y la poesía. lamentó, en la última frase de su discurso, una omisión por falta de tiempo: «He tenido que pasar por alto el humor, que tampoco es privilegio de clase y al que, sin embargo, no se reconoce su poesía ni como escondrijo de la resistencia»… Ahora bien, Heinrich Böll sabía cómo, marginado y apenas leído hoy, Jean Paul tiene su puesto en el gabinete de figuras de cero de los genios alemanes y hasta qué punto la obra literaria de Thomas Mann, era en aquel tiempo, tanto desde la derecha como desde la izquierda, sospechosa de ironía; y yo añado: sigue siéndolo. Seguro que Böll no se refería al humor sonriente habitual, sino a la risa inaudible entre líneas, la crónica tendencia a la tristeza de su payaso y la comicidad desesperada de aquel coleccionista que archivaba silencios. Actividad, por cierto, que en los tantas veces citados medios, ha hecho escuela en el sentido de «continuará…» y, en calidad de «autocontrol voluntario» del Occidente libre, constituye un disfraz complaciente de la censura.

Pareciera que para Grass, Böll hubiera tenido una actitud condescendiente y de no compromiso con escritores de su época, cuando menos en relación con ese silencio al que Grass hace referencia en sus palabras. Sin embargo, cuando uno lee las palabras finales de Böll uno se encuentra con otro espíritu más ligado al reconocimiento y respeto por aquellos que destaca; menciona un par de escritores más (Hesse y Hauptman) pero en todos los casos resalta aquello que los distinguió por lo que debieron vivenciar en sus épocas en relación con la actitud de los «índices» antes mendionados.

Recuerdo con temor a mis predecesores alemanes que, dentro de esta maldita dimensión de lo propio, ya no debían ser alemanes. Nelly Sachs, salvada por Selma Lagerlöf, sólo a duras penas librada de la muerte; Thomas Mann perseguido y desterrado. Hermann Hesse ausente de la dimensión de lo propio, que, cuando aquí fue honrado, hacia tiempo que ya no era súbdito alemán. Cinco años antes de mi nacimiento, hace sesenta años, estuvo aquí el último Premio Nobel alemán de Literatura que murió en Alemania, Gerhart Hauptmann. Él vivió los últimos años de su vida en una variante de Alemania a la cual, a despecho de algunas incomprensiones, no pertenecía

Nota: Con respecto a Nelly Sachs, en este último enlace les recuerdo la entrada en la que no sólo se menciona su discurso sino que se habla acerca de cómo esa escritora fue salvada por Selma Lagerlöf (tal y como señala Böll en su discurso).

1999-GÜNTHER GRASS: nuestra novela continuará

Ersilias Como de costumbre, la fuente de donde pueden leer el discurso completo.

Recordando el «continuará» de muchas historias (la fórmula que luego daría entidad también a la literatura de folletín -modelo que por otra parte tomaron luego las telenovelas como un estereotipo-) el primer interés de este escritor alemán con raíces polacas es que no olvidemos que se parte de la NARRACIÓN, por mucho tiempo ligada a la palabra hablada y que aún nos conduce hacia ella. Olvidar esto es un grave riesgo para la literatura

(…) si hubiéramos olvidado todo eso en aras de lo escrito, nuestra narración sería sólo seca como el papel y no algo transportado por un aliento húmedo.

Por lo que respecta a su actividad de escritor, comienza relatando una serie de anécdotas de la infancia que fueron su primer contacto con la posibilidad de escribir. Además, establece un juego de palabras con una novela suya (La ratesa) que debería haber sido «nobelada» puesto que al fin y al cabo el personaje de la rata tiene el mérito de haber servido para los muchos experimentos y descubrimientos que han llevado en la actualidad a otorgar galardones a la ciencia. Pero finalmente afirma que su compromiso llegó luego de la aparición de la política en su vida: no sólo por un tío «cachubo» que perdió en la guerra sino porque con su propia intervención en el ejército comprendió que desde entonces se lo considerara «controvertido. Recordando que su país es uno de los de las quemas de libros, deja al descubierto que hay, por un lado, una relación extrañamente estrecha entre la historia de la literatura y los métodos de censura; por otra parte, desnuda la actitud que Occidente suele tomar: levantar el dedo acusador ante sucesos de ciertos países pero luego acallar protestas que pueden ser peligrosas para sus propios negocios.

Con la publicación de mis dos primeras novelas El tambor de hojalata y Años de perro y de la novela corta intercalada El gato y el ratón aprendí pronto, siendo un escritor todavía relativamente joven, que los libros causan escándalo y pueden provocar cólera y odio. Lo que, por amor, no le había ahorrado a mi país, fue leído como si ensuciara mi propio nido. Desde entonces se me considera controvertido (…) Es cierto que la parte del mundo que se llama a sí mismo libre levanta la voz indignada cuando en Nigeria, como ocurrió en 1995, el escritor Ken Saro-Wiwa, que denunciaba la contaminación de su patria, fue condenado a muerte con sus compañeros de lucha y se ejecutó la sentencia, pero luego vuelve a la normalidad, porque una protesta de base ecológica podría estorbar los negocios de la Shell, ese gigante del petróleo que reina en el mundo (…)

Lo que hace, según Gunther Grass, que los libros resulten peligrosos:

a. muestran que no existe una única realidad sino que esta palabra se desenvuelve en la literatura en plural

b. los escritores no suelen dejar el pasado en paz y remueven constantemente las heridas y lo que había quedado atrás

c. el verdadero escritor no suele hacer causa común con el vencedor de turno en el acontecer literario sino que suele darles voces a quienes están al margen y suelen no ser escuchados

Ciertos segmentos de su discurso se impregnan de alusiones literarias, no sólo porque mencione a escritores como Heinrich Böll, Francois Rabelais, , entre otros, sino por algunas frases en las que se establece un juego de palabras con estilos y tradiciones literarias

Yo vengo, como habrán sabido leyendo, de la escuela morisco-española de la novela picaresca. En ella, la lucha contra los molinos de viento ha seguido siendo un modelo transmisible a través de los siglos. Por eso el pícaro vive de la comicidad del fracaso. Su ingenio se mea en las columnas del poder y sierra las patas de su sillas, pero al mismo tiempo sabe que no logrará que el templo se derrumbe ni que el trono se vuelque. Simplemente, en cuanto mi pícaro anda por ahí, lo majestuoso parece bastante sórdido y su trono bascula un tanto. El humor del pícaro surge de la desesperación (…) Sátira se llama la figura. Y sabido es que puede atreverse a todo, hasta a cosquillear el nervio de la risa con los espantoso.

Sin desmerecer a mis lectores, me atrevo a llamar la atención aquí en relación con NOVELA PICARESCA y la alusión a los MOLINOS DE VIENTO.

En relación con Heinrich Böll hay algunas afirmaciones que esbozan lo que entiendo como una crítica en relación con lo expuesto por aquel escritor en su discurso de 1972; lo dejo de lado por ahora puesto que prefiero verlo de fuente directa y luego comentarlo en otra entrada. Sí tomaré en consideración lo que a continuación señala como un hilo conductor entre la generación de Böll y la suya propia: haciendo referencia a una frase de Adorno citada por varios Premios Nobel (la que señala que luego de Auschlitz es cuando menos difícil hacer música, literatura, arte en general), Grass destaca la dificultad que ambas generaciones tuvieron para poder hacer uso del lenguaje como signo de identidad de la cultura, que para muchos había quedado interrumpida. Indica, por otra parte, que esa era la lucha que debían entablar puesto que el escritor se ocupa de escribir contra el tiempo que pasa y además escribe volviéndose memoria.

Nadie quería, podía callar. Porque había que sacar el idioma alemán del paso militar, hacerlo salir de lo idílico y las intimidades azuladas (…) para descubrir entonces la riqueza de mi lengua declarada culpable de una forma demasiado global, su seductora delicadeza, su tendencia cavilosa hacia lo profundo, su dureza sorprendentemente flexible, sí, su encanto dialectal, su simplicidad y ambigüedad, sus extravagancias y su hermosura que florece en subjuntivos.

Sólo así se podía seguir escribiendo – poesía o prosa – después de Auschwitz. Sólo así, convirtiéndose en memoria y sin dejar que el pasado acabase, podía la literatura germanohablante de la posguerra justificar la norma literaria de validez universal «continuará…», para sí misma y ante los que nacerían después. Y sólo así se pudo mantener abiertas las heridas y compensar el deseado y prescrito olvido con un tozudo «Érase una vez…».

Hay varios factores que constituyen riesgos para la producción literaria, pero Grass afirma que un escritor debe asumir la necesidad de correr riesgos. Menciona a Salman Rushdie, con quien compartió ideas en alguna oportunidad. Además, señala que el curso de la Historia es «absurdo» en tanto que la Literatura tiene una fuerza explosiva aunque su efecto sea lento, retardado.

Por eso imploro: ¡Santo Sísifo, «nobelado» por la gracia de Camus, te lo ruego, haz que la piedra no se quede arriba y podamos seguir haciéndola rodar, para que, como tú, podamos ser felices con nuestro peñasco, y la historia narrada de nuestra penosa existencia no tenga fin.

Ante la idea de algunos acerca de que la Historia ha terminado, invoca a la Literatura como modo de continuidad de la historia, como el arte que puede devolvernos el «continuará»

Por último, en una época en la que la ciencia ha adquirido especial notoriedad y ha mostrado avances y progresos, Grass vuelve a hablar de La ratesa: la rata de laboratorio es la que merece el Nobel puesto que gracias a ella la ciencia se ha destacado. Y sin embargo, agrega, nada de esto ha eliminado todavía el HAMBRE. Y por esta razón, «la novela de todos nosotros debe continuar»

(…) Willy Brandt (…) «¡También el hambre es una guerra!» fue tan convincente que se ahogó en un aplauso inmediato (…) Ese tema nos ha quedado (…) De eso habrá que hablar en el futuro. En definitiva, la novela de todos nosotros debe continuar. E incluso aunque un día no se escriba o pueda escribirse o imprimirse ya, cuando no se disponga ya de libros como medios de supervivencia, habrá narradores que nos hablarán al oído, devanando otra vez las viejas historias: en voz alta o baja, jadeante o demorada, a veces próxima a la risa y a veces próxima al llanto».

1987-JOSEPH BRODSKY-Literatura: conversación escritor/lector

El rechazo, la ironía, o la indiferencia frecuentemente expresados por la literatura hacia el estado, son en su esencia la reacción de lo permanente, mejor dicho, de lo infinito respecto a lo temporal y lo limitado. 

Fragmento de discurso en Ersilias.com

Las primeras palabras del escritor ruso están centradas en destacar su impresión con respecto a la situación en que se encuentra: lo invaden las sensaciones de prueba e incomodidad. Con respecto a esta última, señala que no sólo se debe al hecho de quienes lo han precedido en ese lugar sino además por aquellos que no han llegado con su voz a ese espacio y por los contemporáneos que, desde sus dos culturas, reconoce como influyentes en su actual estado. Cuando se refiere a sus dos culturas hay que considerar la tradición rusa y la estadounidense, sin dejar de lado además su origen judío.

(…) ya que un escritor no puede hablar por el otro escritor y sobre todo un poeta por el otro poeta; si hubieran estado en esta tribuna Osip Mandelshtam, Marina Tsvetaeva, Robert Frost, Anna Ahmatova, Winsten Oden, ellos sin querer hablarían exactamente por sí mismos, y tal vez también sentirían alguna incomodidad (…)

Al iniciar su discurso resalta que prefiere ser el mejor fracasado en una democracia que mártir o amo de una autocracia

Según su imagen acerca de la génesis del arte, el artista no es más que una casualidad de los medios que utiliza en el proceso de creación. Por otra parte, el arte más que apelar a la existencia humana en su conjunto lo que hace es lograr expresar lo particular de ella; de este modo, se dirige en forma personal a un individuo y le transmite una elección estética (la ética deviene después, no es preexistente a esa concepción y elección estética). Ello ocurre además porque tanto el arte como el idioma son más longevos que cualquier organización social y por ello tienen solvencia para expresar el PRESENTE (a diferencia de la historia que transmite el PASADO) y además para interveir en asuntos de estado.

El sistema político, la forma de la organización social, como cualquier sistema en general, son por definición formas del pasado que tratan de imponerse al presente (y a menudo al futuro también), y la persona que tiene el idioma como profesión, es el último que puede darse el lujo de olvidar esto (…) El idioma y la literatura son siempre un “hoy”, y a menudo, sobre todo en casos de ortodoxia de uno u otro sistema político, hasta pueden llegar a ser un “mañana”. Uno de los meritos de la literatura consiste justamente en su función de ayudar a la persona a precisar el tiempo de su existencia, poder diferenciarse dentro de una muchedumbre de antecesores y contemporáneos, evitar la tautología, o sea, evitar la suerte conocida bajo el honorario nombre de “víctima de la historia” (…) Cada nueva realidad estética hace a la persona que la vive una persona aun más particular, y ésta particularidad que adquiere a veces la forma de un gusto literario (o cualquier otro), ya por si sola puede convertirse si no en una garantía, por lo menos en una forma de protección de ser esclavizado. Porque una persona que tiene gusto, en particular un gusto literario, es menos vulnerable a las repeticiones y a los conjuros rítmicos característicos de cualquier forma de la demagogia política (…) Mientras más rica es la experiencia estética de un individuo, mientras más firme es su gusto, más precisa es su opción ética, más libre es él, aunque, posiblemente, no sea más feliz.

En relación con lo anterior, recuerda que F. Dostoievski decía que la belleza salvará al mundo. Por otra parte, se vincula con la literatura de mediados del siglo XX en adelante (algo que no fue muy común en la literatura rusa, por varias décadas ligada a la estética del realismo francés al estilo de Balzac) y sorprende con la imagen de una obra literaria que es una conversación entre escritor y lector, un producto que surge más de quien puede ejercer el rol de EJECUTOR más que de «AUDITOR» (los términos los utiliza por comparación entre la literatura y la música)

La existencia de la literatura supone una existencia al nivel de la literatura y no solo moralmente sino también léxicamente. Si una obra musical todavía deja a la persona una posibilidad de una opción entre un rol pasivo de auditor o un activo de ejecutor, una obra de literatura, de un arte desesperadamente semántico, como dijo Montale, destina a esta misma persona sólo al rol de ejecutor (…) Una novela o un poema no es un monólogo sino una conversación del escritor con el lector, una conversación, vuelvo a repetir, extremadamente particular, excluyente para todos los demás, si se quiere mutuamente misantrópica. Y en el momento de esta conversación el escritor es igual al lector, como también viceversa (…) Hablando del rol de ejecutor, me refiero justo a eso, un rol más natural todavía ya que una novela o un poema son producto de la soledad mutua del escritor y del lector.

El rol de la literatura en esta sociedad es para Brodski tan importante que señala muy especialmente que no se trata de una brecha entre intelectuales y quienes no lo son (sería como cuando se rotula en «ricos» y «pobres» a las personas). Es más: resalta en particular que no es lo mismo un lector que un ser alfabetizado, que la literatura no es para minorías y que más nos valdría indagar en los políticos, antes de conocer sus propuestas políticas, qué lecturas han realizado, qué experiencias lectoras han atravesado

No estoy llamando a sustituir el estado por la biblioteca, aunque esta idea se me ocurría varias veces, pero no tengo duda de que si hubiéramos elegido a nuestras autoridades basándonos en su experiencia de lectores y no en sus programas políticos, en la tierra habría menos dolor. Creo que a un posible dirigente de nuestros destinos habría que preguntar antes que nada no cómo él imagina el curso de la política exterior, sino qué opina de Stendal, Dickens, Dostoyevski (…) Y el más grave entre estos crímenes no es ni la persecución de autores, ni las restricciones de censura etc. ni la quema de libros. Existe un crimen más grave, que es el desprecio por los libros, su no-lección (…) supongo, desgraciadamente no por experiencia sino sólo teóricamente, que para una persona que ha leído mucho de Dickens disparar contra su semejante, en nombre de cualquiera que sea la idea, sería más difícil que para una persona que no ha leído a Dickens. Y hablo justamente de la lectura de Dickens, Stendal, Dostoyevski, Flober, Balsac, Melvill etc. es decir, de la literatura y no de la alfabetización, no de la educación. Una persona alfabetizada, educada, puede sin mayor problema después de haber leído uno u otro tratado político, matar a un semejante e incluso sentir con eso el éxtasis de convicción. Lenin fue una persona educada, Stalin fue una persona educada, Hitler también; Mao Tze Tung hasta escribía poemas; sin embargo, la lista de sus víctimas supera lejos la lista de lo leído por ellos.

Se transcribe tal y como aparece en la fuente, pese a que algunos apellidos de escritores se ve con claridad que están mal colocados.

En relación con lo último citado, recordemos lo que escribí unas líneas arriba: Brodsky era ruso, pasó a vivir en EEUU y tenía raíces judías. Ello permite también entender por qué hace referencia a personalidades como Hitler y Stalin y por qué indica que el caso de Rusia luego de 1917 debe servir de advertencia: «En Rusia ese siglo terminó; y si digo que terminó con una tragedia, es más que nada por el número de víctimas humanas que provocó la llegada del cambio social y cronológico. En una tragedia de verdad no muere el héroe: muere el coro.»

Luego de explayarse en algunas líneas acerca de la época del nazismo y también del stalinismo y de lo que significaron para la cultura, Brodski señala qué papel le tocó jugar a la generación de escritores a la que pertenece: recrear la cultura. Esto sucedió no recurriendo a la fragmentación, al rescate o la preservación. Fue su ocupación tratar de continuar lo que no debía haberse interrumpido pero también tomando conciencia de que eran instrumentos de un idioma, más longevo que cualquier sociedad y que es al mismo tiempo déspota y liberador.

(…) cuando Stalin se encontraba en el cenit de su poder absoluto, casi divino, parece que otorgado por la misma naturaleza, mi generación llegó al mundo, al parecer, para continuar lo que teóricamente debería haber sido interrumpido en esos crematorios y fosas comunes anónimas del archipiélago stalineano. En el hecho de que no todo se interrumpió, por lo menos en Rusia, hay en una gran medida el mérito de mi generación, y siento el orgullo por mi pertenencia a ella no menos que por estar hoy día aquí (…) nosotros buscábamos justamente recrear el efecto de la continuidad de la cultura, recrear sus formas y tropos, llenar a sus pocas formas sobrevivientes y a menudo absolutamente desprestigiadas con nuestro propio contenido contemporáneo nuevo o que nos parecía como tal (…) Lo hemos rechazado porque en realidad la opción no era nuestra, sino de la cultura, y vuelvo a repetir que esa opción fue estética y no moral. Claro que para una persona es mucho más natural percibir a sí mismo no como un instrumento de la cultura, sino al revés como su creador y guardián (…) un poeta más que cualquiera siempre sabe que lo que vulgarmente se conoce como voz de Musa, en realidad es dictat del idioma; que el idioma no es su instrumento, sino que él es el medio del idioma para seguir existiendo.

Dejo las palabras finales del discurso para que hablen por sí mismas:

Exactamente ése es el momento cuando el futuro del idioma interviene en su presente. Como sabemos, existen tres formas de conocimiento: analítico, intuitivo y el método que usaban los profetas bíblicos, el de la revelación. La diferencia de la poesía con las demás formas de literatura está en que ésta usa simultáneamente las tres (inclinándose preferencialmente hacia la segunda y la tercera), ya que todas están dadas en el idioma; y a veces con la ayuda de una palabra, una rima, quien escribe un poema logra llegar a parar en lugares donde nadie antes de él estuvo, y más lejos tal vez, que lo que él mismo quisiera. Quien escribe un poema lo escribe antes que nada porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo. Al sentir esta aceleración una sola vez, la persona ya no es capaz de negarse a repetir esa experiencia, ella cae en dependencia de ese proceso, como se cae en dependencia de las drogas o del alcohol. La persona que se encuentra en ese tipo de dependencia del idioma se llama poeta».

1962-JOHN STEINBECK

Discurso en Ersilias.com Como de costumbre, dejo aquí el enlace para quienes quieran leer el discurso completo.

Acerca de William Faulkner Dado que Steinbeck menciona a William Faulkner y lo que este dijera en su discurso en ocasión de recibir el Nobel, les recuerdo aquí la entrada que realicé acerca de las palabras de ese autor hace un tiempo atrás. De hecho, algo de lo que señalé reaparecerá aquí de una u otra forma en relación con el modo en que Steinbeck retomó las palabras de aquel escritor y lo que a mi juicio no tuvo en cuenta de ellas.

Las primeras líneas de su discurso están destinadas a expresar su orgullo por el galardón recibido y un elogio a la Academia por sus acciones en general. Agrega además que la literatura es tan antigua como el habla y considera que este aspecto la hace particular en relación con las obligaciones y responsabilidades que tenemos con ella.

La literatura es tan antigua como el habla. Surgió de la necesidad humana de él, y no ha cambiado excepto para volverse más necesario. Los escaldos, los bardos, los escritores no están separados ni son exclusivos. Desde el principio, sus funciones, sus deberes, sus responsabilidades han sido decretadas por nuestra especie.

A continuación hace referencia a William Faulkner. Según Steinbeck, ese escritor señaló que el hombre actual estaba vinculado con un miedo universal que conllevaba la desaparición de los problemas del espíritu y la necesidad de «escribir sobre el corazón humano en conflicto consigo mismo». Lamentablemente, no puedo dar cuenta de que las palabras de Steinbeck estén o no bien traducidas; lo que sí puedo aportar es que en el discurso de Faulkner efectivamente se habla de un miedo universal pero que debe ser considerado para poder rescatar los sentimientos, dejar ese temor de lado y expresar las contradicciones del corazón humano (que no implican que no haya problemas del espíritu, sino que los escritores quizás no los hayan considerado)

Ya no existen problemas del espíritu; sólo queda esta interrogante: ¿Cuándo estallaré? A causa de ella, el escritor o escritora joven de hoy ha olvidado los problemas de los sentimientos contradictorios del corazón humano, que por sí solos pueden ser tema de buena literatura, ya que únicamente sobre ellos vale la pena de escribir y justifican la agonía y los afanes.

William Faulkner, citado en la entrada aludida

A continuación hay palabras de Steinbeck que congenian con las ideas de Faulkner en relación con los deberes y responsabilidades del escritor: ambos destacan que la búsqueda del mismo, en ese hurgar en debilidades, sueños oscuros y también virtudes, pretende sacar a la luz lo mejor de la humanidad para sostenerla y ayudar en la «perfectibilidad» de la misma. Quizás algo para destacar es que William Faulkner recalca que de ningún modo se trata del final de los tiempos y que el escritor debe rescatar el ALMA

La voz del poeta no debe relatar simplemente la historia del hombre, puede servirle de apoyo, ser una de las columnas que lo sostengan para perseverar y prevalecer».

William Faulkner, citado en la entrada aludida

En cuanto a John Steinbeck quizás sea necesario señalar que ve ligado ese miedo universal a una serie de avances científicos, tecnológicos… que el mundo está atravesando y que será necesario comprender y aceptar para llegar a otra etapa de perseverancia. También, dado que cada vez nos atribuimos poderes de Dios, es quizás necesario hacerse cargo de las responsabilidades inherentes

El miedo universal actual ha sido el resultado de un avance en nuestro conocimiento y manipulación de ciertos factores peligrosos en el mundo físico. Es cierto que otras fases de la comprensión todavía no se han puesto al día con este gran paso, pero no hay razón para suponer que no puedan o no quieran ponerse al día. De hecho, es parte de la responsabilidad del escritor asegurarse de que lo hagan.

(…) Habiendo tomado el poder de Dios, debemos buscar en nosotros mismos la responsabilidad y la sabiduría que una vez oramos que pudiera tener alguna deidad.

John Steinbeck

Por último, lo señalado anteriormente se vincula no sólo con su escritura y con la literatura en general sino que el escritor indica que cree haber entendido que Alfred Nobel quizás haya percibido algo de lo que ha expuesto en el momento en el que pensó en el premio que nos ocupa

Nobel vio algunos de los abusos crueles y sangrientos de sus inventos. Incluso puede haber previsto el resultado final de su sondeo: el acceso a la violencia máxima, a la destrucción final. Algunos dicen que se volvió cínico, pero yo no lo creo. Creo que se esforzó por inventar un control, una válvula de seguridad. Creo que finalmente lo encontró solo en la mente humana y el espíritu humano. Para mí, su pensamiento está claramente indicado en las categorías de estos premios.

Se ofrecen para un mayor y continuo conocimiento del hombre y de su mundo, para la comprensión y la comunicación, que son las funciones de la literatura. Y se ofrecen para demostraciones de la capacidad de paz, la culminación de todos los demás.

John Steinbeck

BORIS PASTERNAK: premio rechazado por decisiones ajenas

Acerca de Boris Pasternak y el Nobel (ABC)

Los que no ganaron el Nobel (contiene datos de no ganadores y los que debieron rechazar)

Relación entre Pasternak y el régimen (Doctor Zhivago)

El tiempo: Pasternak rechaza el Nobel (1958)

Como ya había anticipado en la entrada acerca de Sholokhov no hay discurso de Pasternak: no recibió el premio ni en 1958 ni en otra oportunidad, pese a que había sido nominado más de una vez.

Lo que coloqué al comienzo son enlaces a diferentes artículos de periódicos que hablan acerca de esta situación. No obstante, haré referencia a algunos de los datos para considerar. Es probable que haya cuestiones para debatir; mencionaré lo que corresponde a la visión de las fuentes citadas y aportaré lo necesario sólo en el caso de tener algún argumento comprobable.

La injerencia de la política en cada nueva edición de los Premios Nobel no es novedad para nadie: el debate se actualiza constantemente. De hecho, en el artículo de Zenda (el segundo de los links) se abre este tema no sólo a la situación de Pasternak sino a diferentes épocas y motivos en los que esta cuestión ha sido expuesta: se mencionan, por ejemplo, escritores como los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar; españoles como Vicente Blasco Ibáñez… y también cómo ciertos idiomas han sido más considerados que otros por diferentes razones. Es necesario agregar que esta situación no ha afectado sólo a los galardones de la Literatura: en época de Hitler, por ejemplo, hubo científicos que no pudieron acceder al premio por decisión del régimen.

La afinidad política que le costó a Borges el máximo galardón de las letras universales no fue obstáculo alguno para que se obviara en otros casos que se podían haber medido con la misma vara (…)

¿Quiere decir todo esto que los que sí fueron premiados no lo merecían? Por supuesto que no. Pese a algunas excentricidades, los premios Nobel de Literatura configuran un panorama de lo mejor de las letras universales. El lema de la Svenska Akademien –entre cuyas funciones está la normalización del sueco, como nuestra Real Academia Española– es Snille och Smak, que quiere decir “talento y gusto”. Y pocas cosas hay tan difíciles de evaluar como el talento y el gusto en un ámbito tan subjetivo, cambiante y difuso como el de la Literatura.

Artículo de Zenda (extracto y la frase final: en el desarrollo se realizan consideraciones interesantes para tomar y debatir)

Lo que no deja de llamarme la atención es que, siendo Pasternak premiado por su obra poética, se le haya presionado a causa de una novela (Doctor Zhivago) que de hecho no fue impresa sino hasta 1989, cuando los vientos que soplaban en Rusia eran otros (en la entrada anterior he mencionado la sospecha que se instaló para provocar que esta obra fuera considerada una propaganda antisoviética). No es que peque yo de ingenua; se trata de que nunca he podido entender que no podamos valorar el talento de un artista sin que signifique adscribir a su posición o ideología política.

Las razones por las que le fue otorgado el Nobel a Pasternak hace 60 años hablan de su poesía y de su contribución a la tradición de la épica rusa, pero el régimen hizo oídos sordos. A la distancia, el moscovita nos parece un hombre desfasado de su circunstancia, de su tierra. https://www.milenio.com/cultura/pasternak-60-anos-del-nobel-que-no-fue

El artículo completo figura arriba en tercer lugar (relación entre Pasternak y el régimen)

Se menciona en la nota de ABC que Pasternak escribió un poema cuyo título sería «El Premio Nobel» pero hasta el momento no he podido hallarlo. Me parece que sería interesante saber qué volcó en esas palabras (más allá de que alguno de los artículos habla acerca del estado de ánimo del escritor no sólo a través de sus palabras sino también las de su hijo en alguna entrevista que diera). Del artículo cito una de las frases que figuran en ese texto según señala el periódico:

«Qué clase de sucio crimen he cometido, ¿soy un asesino, un villano? Yo, que hice que todo el mundo llorase ante la belleza de mi patria»

Se sabe que varios actores culturales y políticos intervinieron en la modificación del entusiasmo inicial de Boris Pasternak hasta el momento de enunciar su declinación del premio otorgado: la sociedad de escritores lo expulsó, algunos funcionarios (todavía hoy de renombre) realizaron declaraciones en su contra y ciertas actitudes en contra de algunos de sus allegados se fueron sucediendo. Sin embargo, no fue suficiente para apaciguar la situación que el mismo Pasternak realizara declaraciones en relación con su pertenencia y lealtad a su nación de origen.

Estimado Nikita Sergeyevich. Me dirijo a Usted, al Comité Central del Partido Comunista Soviético y al gobierno. Por el informe del camarada Semichastay supe que el gobierno no pondría obstáculos a mi salida de la URSS. Eso para mí es imposible. Estoy ligado a Rusia por mi nacimiento, mi vida y mi trabajo. No puedo imaginarme mi suerte separado de Rusia y fuera de ella. Cualesquiera que hayan podido ser mis equivocaciones y errores, nunca me imaginé que me encontraría en el centro de una campaña política como la que ha sido agitada en torno a mi nombre en Occidente. Dándome cuenta de esto, informé a la Academia Sueca de mi rechazo voluntario del Premio Nobel .

Citado en el artículo de El tiempo (ver link en el inicio de la entrada). Hay notas anteriores a esta en la que ya habla del rechazo del premio

Hasta donde he podido indagar no había razones para pensar en que Boris Pasternak fuese un opositor al régimen. El artículo de Milenio se detiene en algunos detalles en relación con lo que hay y lo que se quiso ver en Doctor Zhivago. En este caso, cito lo que menciona en relación con su obra poética y el no poco relevante dato de que Stalin no lo considerara «peligroso».

Pasternak pudo dedicarse a escribir con libertad, entre otras cosas porque Stalin parecía tenerle afecto a sus traducciones de poetas georgianos. Según la historiadora Frances Stonor Saunders, el sanguinario gobernante lo tenía como un “habitante de las nubes”. Su poesía había cambiado la literatura rusa para siempre. Variada en temas y ritmos, en un principio futurista, a veces simbolista, acumula imágenes que, entre tantas cosas, describen la brevedad del otoño ruso.

Milenio-citado arriba como Relación entre Pasternak y el régimen

MIJAIL SHOLOKHOV: el arte como compromiso con la realidad y con la paz

Discurso-La espina roja Como siempre, encontrarán en el enlace el texto completo publicado.

Por estos días en que ciertas situaciones geopolíticas nos traen vientos de guerras antiguas y rumores de nuevos conflictos, volví sobre la lista de los Premios Nobel de Literatura para ver qué podía retomar desde mis lecturas y desde los discursos que se habían realizado, con el objetivo de entender un poco mejor qué puede mostrarnos en la actualidad el pensamiento soviético en la voz de sus escritores.

A la actualidad, figuran entre los premiados cinco de origen ruso: Ivan Bunin (1933), Boris Pasternak (1958), Mijail Sholokhov (1965), Alexsándr Solzhenitsyn (1970) y Joseph Brodski (1987). De alguno de ellos es difícil encontrar al menos un fragmento de su discurso (Bunin, por ejemplo); en otros casos nos topamos con quienes debieron rechazar el premio por presiones de su propio país (Boris Pasternak). Todos irán apareciendo a medida que vaya trabajando las palabras que han pronunciado en su tiempo y también lo que otros intelectuales han señalado acerca de sus trayectorias.

¿Por qué decido empezar por Sholokhov (premiado en 1965)? En primer lugar porque dentro de su disertación hay un llamado a la paz que me parece muy oportuno y constructivo. Por otra parte, al año siguiente (1966) el galardón fue para un ucraniano: Samuel Josef Agnon (había quedado pendiente hablar de él en la entrada dedicada a Nelly Sachs, que ese año compartió con él la premiación, y quizás es este el momento más adecuado para hablar tanto de uno como del otro, al menos para no caer en la tendencia de algunos de quedarse en una sola de las orillas sin saber qué hay del otro lado).

Antes de comenzar entonces con Mijail Sholokhov, una observación: Agnon, si bien pertenece por nacimiento a una región que corresponde a la actual Ucrania (y de hecho varias biografías le atribuyen el gentilicio correspondiente a ese país), fue más reconocido en su tiempo por su raigambre hebrea (uno de los motivos, además, por los que compartió el premio con la escritora judía Nelly Sachs). Por último: revisando aquella entrada a la que hago referencia recuerdo que aparecía otra mujer, Selma Lagërloff, como demostración de cuántas coincidencias pueden existir entre voces de orígenes y cosmovisiones diferentes; quizás esto también juegue en el momento en que, habiendo concluido con el discurso de Sholokhov, trabaje con el de Agnon.

La época en que vivimos está llena de incertidumbres; no hay un solo país en el mundo que desee la guerra, y sin embargo hay fuerzas que arrojan a países enteros a las hogueras de la guerra

Extracto del discurso de 1965-Mijail Sholokhov

No habían transcurrido diez años desde que Boris Pasternak se viera forzado a rechazar el Premio Nobel (que la Academia le otorgara por su obra poética) bajo la sospecha de que su Doctor Zhivago fuese una suerte de panfleto de propaganda contraria al régimen ruso (así lo vieron en su país y también así quisieron sacar rédito algunos países de Occidente). El escritor adujo que se veía en la necesidad de declinar el honor recibido «debido a la significación que se ha atribuido a ese premio en la sociedad a la que pertenezco». Nos ocuparemos de algunos detalles en el artículo dedicado a este escritor pero lo cierto es que la opinión de los soviéticos acerca de la novela como forma de expresar a la sociedad parece haberse modificado en unos pocos años, cuando Mijail Sholokhov es galardonado.

Nuestro eje de reflexión está vinculado con el ARTE y con lo que este tiene de «político» (que de ningún modo se asocia en estos artículos con lo «partidario» o con la intención de adscribir a una ideología que se niegue a la diversidad y convivencia de pensamientos de distinta índole).

Si bien Sholokhov habla del realismo socialista, y aun cuando ello no esté desgajado de su relación con el régimen (algunos lo consideran un escritor oficialista), en el discurso que elabora hay más peso en la balanza en relación con la REALIDAD y con la forma en la que la literatura es SOCIAL (más que «socialista»).

El rasgo que lo singulariza es que plasma una filosofía de la vida que no acepta dar la espalda al mundo, ni huir de la realidad; una filosofía que permite comprender objetivos de grandísimo valor para millones de personas, y que es una luz en el arduo camino de estas.

Con respecto a la novela y las corrientes vanguardistas que circulan por su época, se detiene a señalar que aquella permite una comprensión total del mundo y que, lejos del pensamiento de algunos acerca de que «ya dio todo lo que podía», este género literario se revitaliza tomando parte de lo que han dejado los maestros del pasado y adaptándose a las características modernas. Su forma de entender la esencia de la novela recuerda a escritores como Tolstoi, Dostoievski (entre otros, que además se relacionaban con el Realismo europeo con las huellas de Balzac, por ejemplo).

La función del artista, según este escritor, es la de dirigirse con honestidad y humildad a su pueblo. Se pregunta si frente a los embates de quienes buscan fuegos en los que encender nuevas guerras no puede este artista rebelarse contra la autodestrucción.

Ser un defensor de la paz en todo el mundo, y engendrar con sus palabras, dondequiera que lleguen, a otros defensores. Unir a la gente en su esfuerzo natural y noble hacia el progreso.

El arte influye en el intelecto, pretende la creación de algo bello y constituir un beneficio para la humanidad, de acuerdo con las palabras que cierran su discurso. También ha dicho antes que el artista no está por encima sino que es hijo del pueblo y por ello debe expresarse con sinceridad, con la verdad y con fe en el futuro.

Amplios sectores de la población mundial se inspiran en los mismos deseos, y viven al servicio de intereses comunes que les unen mucho más de lo que les separan (…) Yo creo que cualquier persona tiene derecho a llamarse artista mientras encauce esta capacidad hacia la creación de algo bello en el pensamiento de los hombres, y beneficie a la humanidad.


NOTA: Me disculpo por si hubiera desaciertos vinculados con información histórica o partidaria que consideran de importancia. Mi búsqueda sigue por el pensamiento artístico aunque luego indague en otros aspectos que pudiera llegar a comentar si resultan relevantes.

2014-PATRICK MODIANO: el misterio del tiempo perdido

Palabras de Modiano en el acto de recepción del Nobel Como en otras ocasiones, el link al discurso completo.

«Él dio a conocer el mundo de la Ocupación»

Cita de Modiano de las palabras contenidas en el anuncio del ganador del Nobel

En el desarrollo de su discurso, Modiano (francés, galardonado en 2014) va intercalando ideas acerca del escritor, de autores de diferentes siglos y de su propia experiencia en el literatura. Para quien lea el discurso este transcurrir de un aspecto a otro fluye con agilidad; para quienes sólo lean este artículo, decidí tomar cada uno de esos temas agrupando las afirmaciones que realiza en la totalidad de la disertación.

ACERCA DE LA LITERATURA EN GENERAL

De acuerdo con la concepción de Patrick Modiano, la escritura es una actividad solitaria y curiosa, una tarea que conduce a la insatisfacción. Esta, a su vez, es necesaria para quien escribe como motor que lo guía al próximo libro que intentará cubrir los deseos incompletos del autor.

Se acabó, el libro ya no lo necesita a usted, él ya lo ha olvidado. En estos momentos un escritor se prueba a sí mismo. Tiene en ese momento un gran vacío y la sensación de ser abandonado. Y también una especie de insatisfacción debido a este vínculo entre el libro y él. Le puede parecer que todo ha ido demasiado rápido. Esta insatisfacción y esa sensación de algo inacabado lo empujará a escribir el próximo libro para restablecer el equilibrio -que nunca se alcanza.

Para este escritor hay en la infancia de todo artista una matriz que señala cuáles serán las directrices en su obra. Para no ser autorreferencial y para que se entienda mejor a qué se refiere con ello, comenta cómo puede haber influido en su estilo de cine la forma en que en la infancia lo habían tratado a Alfred Hitchcock

Cuando tenía cinco años de edad, su padre le había mandado llevar una carta a un amigo suyo, Comisionado de la policía. El niño le había entregado la carta, y el Comisionado le había encerrado tras los barrotes, donde hemos pasado al menos una noche una amplia variedad de delincuentes. El niño, aterrorizado, había esperado una hora antes de que el Comisionado le dijera: «Si te portas mal en la vida, ya sabes lo que te espera». El Comisionado de la policía, con sus principios realmente patéticos de educación, es probablemente la causa del clima de suspenso y ansiedad que se encuentra en todas las películas de Alfred Hitchcock.

Por otra parte, compara el acto de escribir con la fotografía, la música y la pintura. Con respecto a la fotografía (en relación con el revelado, es decir antes de la digitalización de nuestro siglo), define a través de ello la relación escritor/lector como complementarios (además de que comenta que todo lector sabe más que su autor de los libros que, como «sonámbulo», ha escrito). Según su modo de ver, la literatura (en particular cuando se trata de poesía) se asemeja a la música pero adolece de cierta pureza en tanto que se convierte en una «partitura incompleta». En cuanto a la pintura: el vínculo reside en la posibilidad de dar a conocer el misterio en la parte oculta de cada persona.

Un novelista es a menudo un sonámbulo, de lo compenetrado que está con lo que tiene que escribir. Se teme que lo atropellen cuando cruza una calle. Pero la gente suele olvidar que los sonámbulos muestran precisión extrema al caminar sobre los techos, sin caer.

El literato es un ser al margen de la vida: no puede revelarla si se sumerge en ella; sin embargo, se mantiene a corta distancia para poder expresarla y ello lo vuelve lejano al narcisismo y cercano a la soledad. A pesar de diferentes estilos, épocas, movimientos, el escritor no puede evitar que su obra sea reflejo de la época en la que ha vivido; también es cierto que, si está muy compenetrado con su tiempo y lugar, puede transmitir un sentido intemporal. En definitiva, el mejor novelista es una especie de LUZ y SISMÓGRAFO.

Es el papel del poeta y novelista, y del pintor también, dar a conocer este misterio y la fosforescencia que se encuentran en la parte oculta de cada persona. Pienso en mi primo lejano, el pintor Amedeo Modigliani, cuyas pinturas más conmovedoras son aquellas en las que él eligió como modelos a sujetos anónimos, niños y niñas de la calle, mucamas, pequeños agricultores, jóvenes aprendices (…) El trabajo del novelista debe avanzar en esta dirección. Su imaginación, lejos de ser distorsión de la realidad, debe penetrar profundamente y revelar esta realidad para detectar lo que se esconde detrás de las apariencias. Y yo no estaría muy lejos de creer que en el mejor de los casos el novelista es una especie de luz. Y también un sismógrafo, listo para grabar los movimientos más imperceptibles.

La topografía de la ciudad ha sido, en el transcurso de los últimos siglos, un eje importante en la identidad personal y literaria de muchos escritores y ha señalado una forma de transmitir la concepción de la vida, por ejemplo.

Para los que nacieron y han vivido allí, a medida que pasan los años, cada barrio, cada calle de una ciudad, evocan un recuerdo, una reunión, una pena, un momento de felicidad. Y a menudo la misma calle se relaciona con uno en memorias sucesivas, así que gracias a la topografía de la ciudad, la vida se asemeja a una memoria en capas, como si se tratase de descifrar un palimpsesto. Y también la vida de otros, como miles y miles de extranjeros que cruzaron esas calles, o los pasillos del metro en hora pico.

La vocación del novelista, de acuerdo con Patrick Modiano, es lograr que vuelvan a aparecer, como ICEBERGS, palabras en las que resuenan hechos, sentimientos, acciones olvidadas y que se necesita recuperar.

Pero esta es probablemente la vocación del novelista: antes del olvido, que vuelvan a aparecer algunas palabras medio borradas, como icebergs que flotan perdidos en la superficie del océano.

EN RELACIÓN CON ESCRITORES DE DIFERENTES ÉPOCAS

En este sentido Modiano se dedica a observar de qué modo se van modificando las formas de percibir la realidad y, en especial, la topografía de la ciudad desde el siglo XIX a la actualidad. El tiempo marca un ritmo en particular: si en el siglo XIX se experimentaba como pausado y en consecuencia pasible de una visión romántica, en el XX en cambio aparece la fragmentación provocada por la aceleración. En cuanto a las próximas generaciones el escritor francés manifiesta su curiosidad por saber de qué modo podrán hacerse cargo de un universo en el que domina la CONEXIÓN, circula todo entre las REDES y la PRIVACIDAD (tanto tiempo resguardada) está expuesta continuamente.

Desde entonces, el tiempo se ha acelerado y avanza dando tumbos y sufriendo jalones, lo que explica la diferencia entre la gran masa del pasado romántico, con sus catedrales y sus arquitecturas, y los trabajos discontinuos y fragmentados de la actualidad. En esta perspectiva, yo pertenezco a una generación intermedia. Siento curiosidad por saber cómo la próxima generación, que nació con Internet, teléfonos celulares, correos electrónicos y tweets, expresará la literatura… esta generación en la que todo el mundo está «conectado» permanentemente y donde las «redes sociales» comienzan por la privacidad y el secreto -que antaño se conservaba como algo preciado, daba profundidad a la gente y podía ser un gran tema romántico-.

El modo en que ciertos escritores del siglo XIX están íntimamente vinculados con el territorio citadino representado en sus obras es algo que percibe como complejo durante el siglo XX, cuando ciertos espacios se vuelven misterios y circulan «amenazas en el aire» como sombras de situaciones tales como la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, en relación con lo que depara el futuro, la única certeza que se plantea es la de que las siguientes generaciones sabrán hacerse cargo del reto.

Uno puede perderse o desaparecer en una gran ciudad. La identidad puede incluso cambiar y vivir una nueva vida. Uno puede disfrutar de una larga investigación buscando huellas de alguien, del que se tienen una o dos direcciones de una zona remota. Esta breve indicación que aparece a veces en los listados de búsqueda siempre me ha hecho resonar: Última dirección conocida. La identidad y el paso del tiempo están muy relacionado con la topografía de las grandes ciudades. Por eso en el siglo XIX algunos de los más grandes novelistas están asociados a una ciudad: París y Balzac, Dickens y Londres, Dostoievski y San Petersburgo, Tokio y Nagai Kafu, Estocolmo y Hjalmar Söderberg.

ACERCA DE SU PROPIA OBRA

Reconoce como su matriz literaria el hecho de haber nacido en 1945, ser uno de esos «niños de la guerra»: ciudades destruidas, poblaciones desaparecidas; criarse lejos de los padres, cambiando de casas en forma frecuente, sin poder reconocer y localizar más tarde algunas de ellas, sintiendo la ciudad como un ROMPECABEZAS y un MISTERIO por resolver (recuerda Los misterios de París, de Eugène Sue), algo que lo lleva a señalar que de algún modo su ciudad, París, lo persigue y permea sus libros.

Fue mucho más tarde que mi niñez me empezó a parecer enigmática y traté de aprender más acerca de esas diferentes personas y esos lugares en constante cambio.Pero no he sido capaz de identificar la mayoría de esas personas, ni de ubicar con precisión topográfica todos esos lugares y hogares del pasado. Este deseo de resolver los rompecabezas sin realmente tener éxito, ese tratar de resolver un misterio, me dan las ganas de escribir, como si la escritura y la imaginación pudieran ayudarme finalmente a resolver estos enigmas y misterios.

Y hablando de «misterios», por asociación de ideas, me viene a la mente una novela francesa del siglo XIX: Misterios de París. La gran ciudad, es decir, París, mi ciudad natal, está relacionada con mis primeras impresiones. Impresiones de infancia. Esas impresiones fueron tan fuertes que desde entonces nunca he dejado de explorar los «misterios de París».

Vivir en ese universo lo vuelve sensible a los temas vinculados con la memoria y el olvido. En este sentido, no cree que el tiempo perdido pueda ser recuperado del modo que propone Marcel Proust; indica además que la topografía de la ciudad lleva a concebir la vida como memoria en capas (una especie de PALIMPSESTO). El olvido aparece en su discurso no sólo como contraposición de la memoria que, como otros, intenta rescatar sino que es el rasgo característico del París de su infancia: un París que quiere sentir que lo sucedido es un mal sueño así como un remordimiento y una necesidad de callar, algo así como una tabla de salvación centrada en la evasión de lo que se ha vivido y lo que se siente a causa de ello (Los que, como él, han nacido en esa época fueron testigos y críticos de los padres cuando el tiempo fue pasando y pudieron mirar hacia esas actitudes y situaciones).

Parece, por desgracia, que la busca del tiempo perdido no se puede hacer con el poder y el deber de Marcel Proust. La sociedad que describió era todavía estable, una empresa del siglo XIX. El recuerdo de Proust trae de vuelta el pasado en cada detalle, como un cuadro viviente. Siento que hoy en día la memoria está mucho menos segura de sí misma, y debe luchar constantemente contra la amnesia y el olvido. Debido a esa capa, esa masa -el olvido- que lo cubre todo, la memoria se las arregla para capturar fragmentos del pasado, huellas interrumpidas, retroceso y destino humano casi imperceptible.

Hay varios autores que se hacen presentes en sus palabras: Yeats, De Quincey, Poe, Balzac, Melville, Stendhal, Tolstoi, Dostoievski… Seguramente debería revisitar dos veces más sus palabras para no olvidar a ninguno de ellos. Recomiendo la lectura completa del discurso porque, si bien puede parecerles que me he extendido en su análisis, encontrarán algunos detalles interesantes que no puedo incorporar porque la cita sería más larga que la afirmación a la que apoye.

Antes de cerrar con una cita que el mismo Patrick Modiano realiza en su discurso y creo que representa el espíritu de sus palabras, permítanme retomar la imagen del escritor como reflejo de su época o intemporal (reflejo de todas las épocas) a partir de dos fragmentos

Cisnes aparecen a menudo en la poesía del siglo XIX -en Baudelaire y Mallarmé. Pero este poema de Yeats no pudo ser escrito en el siglo XIX. Por su ritmo y melancolía particular, es del siglo XX.

 A veces un escritor puede ser un completo prisionero de su tiempo. La lectura de los grandes novelistas del siglo XIX -Balzac, Dickens, Tolstoi, Dostoievski- inspira cierta nostalgia. En esa época, el tiempo transcurría de forma más lenta, y esta lentitud concedía al novelista el poder enfocar mejor su energía y su atención.

De otro lado, un escritor (al igual que cualquier otro artista) podría estar tan estrechamente vinculado a su tiempo que lo que terminara expresando fuera algo intemporal. En la puesta en escena de obras de teatro de Racine o Shakespeare, no importa que los personajes están vestidos a la antigua o si el director los quiere vestidos de jeans y chaqueta de cuero. Esos son detalles sin importancia.

 Olvidamos, leyendo Tolstoi, que Anna Karenina usa vestidos de 1870, ya que está muy cerca de nosotros después de siglo y medio. Y algunos escritores como Edgar Allan Poe, Melville y Stendhal, se entienden mejor doscientos años después de su muerte.

Volví a mi ciudad natal para derramar lágrimas
Hasta los nodos de la infancia, las venas bajo la piel.
Petersburgo! […] De mis teléfonos, tú tienes los números.
Petersburgo! Tengo antiguas direcciones
donde reconozco a los muertos por su voz.
Osip Mandelstam citado por Patrick Modiano