María Rosa Lojo en Radio Nacional: la cultura popular

María Rosa lo posteó en su Instagram, pero lo busqué especialmente en la radio para poder compartirlo con imagen y no sólo una línea de audio.

De todos modos, les incluyo aquí el link del audio por si no acceden a la página de Radio Nacional:

Archivo de audio

1922-JACINTO BENAVENTE: un premio sin recibir

Ovejas muertas En la entrada de este blog se menciona no sólo algo de lo que voy a plantear sino que además se agrega que Jacinto Benavente nunca recibió el dinero del galardón y que el diploma y el trofeo están guardados en una institución sin que se sepa a qué se debe esto. Luego el artículo se dedica a otros discursos puesto que no se cuenta con el del autor español.

En apariencia, la razón por la cual el escritor español no asistió a la ceremonia se debió a su viaje por Sudamérica con una de sus obras teatrales. Lo cierto es que, según venimos viendo, cuando alguno de los galardonados no asiste ni envía su discurso o habla acerca del premio por algún medio de comunicación, todos nos quedamos con una visión a medias acerca de su imagen acerca del Nobel, de la literatura y de su propia experiencia.

Discurso del embajador Aunque en la otra entrada citada figuran las palabras que el embajador dirigió a los asistentes a la ceremonia, aquí pueden encontrarlo sin el aditamento de discursos de otras personalidades en distintas circunstancias.

Dado que Jacinto Benavente era dramaturgo, el embajador se dedica a establecer un paralelo entre la ausencia del escritor y lo habitual en el teatro:

«(…) el oficio del dramaturgo es mantenerse fuera de la vista y dejar que aparezcan sólo sus personajes». Que las circunstancias han obligado al ganador del premio en la literatura a seguir esta regla tan literalmente que en esta ocasión también ha mantenido fuera de la vista (…)»

Es casi el único segmento que nos podría revelar algo acerca del autor, si es que su apreciación fue adecuada. En el resto de sus palabras sólo asoman deseos de fortalecimiento de lazos, la referencia a las palabras de otro orador y el agradecimiento de haber considerado a un escritor de habla hispana.

El profesor HG Söderbaum, cuyas palabras retoma el conde de Torata, se refiere a Lope de Vega y Calderón de la Barca puesto que destaca el hecho de que sean antecedentes del teatro que resulta premiado en esta ocasión. Por esta razón, al hablar del escritor premiado otros escritores españoles, como Cervantes por ejemplo, no son siquiera mencionados.

«El arte de la poesía se ha revestido este año de los brillantes trajes de teatro y nos saluda de las tierras de gran alcance donde el noble discurso de Castilla, la lengua materna de Lope de Vega Y Calderón, constituye el medio de comunicar el pensamiento a una parte considerable de la población de nuestro globo (…)»

Debo aclarar que al comienzo del discurso (al menos en la segunda fuente que he citado) hay un error que no he podido corregir puesto que no estoy segura cabalmente de cuál fue la idea que se quiso transmitir. Probablemente se trate de una dificultad en la traducción de la página original de la que proceda el discurso y no de un error de quien pronunció las palabras ya que se trata de un hablante del español. De todos modos, la idea expresada en el contexto no pierde su sentido y al menos podemos tener una imagen general del planteo realizado.

En el artículo de Ovejas muertas se agregan algunas frases del dramaturgo acerca de sí mismo, su teatro y otras cuestiones. Cito aquí una que nos ilumina un poco en cuanto a su relación con España.

En España, en ciencias, en artes, en cualquier profesión o trabajo, no basta ser lo que se es: hay que ser de una derecha o de una izquierda, y es inútil pretender que la derecha celebre lo que se inclina a la izquierda, y viceversa.

MIJAIL SHOLOKHOV: el arte como compromiso con la realidad y con la paz

Discurso-La espina roja Como siempre, encontrarán en el enlace el texto completo publicado.

Por estos días en que ciertas situaciones geopolíticas nos traen vientos de guerras antiguas y rumores de nuevos conflictos, volví sobre la lista de los Premios Nobel de Literatura para ver qué podía retomar desde mis lecturas y desde los discursos que se habían realizado, con el objetivo de entender un poco mejor qué puede mostrarnos en la actualidad el pensamiento soviético en la voz de sus escritores.

A la actualidad, figuran entre los premiados cinco de origen ruso: Ivan Bunin (1933), Boris Pasternak (1958), Mijail Sholokhov (1965), Alexsándr Solzhenitsyn (1970) y Joseph Brodski (1987). De alguno de ellos es difícil encontrar al menos un fragmento de su discurso (Bunin, por ejemplo); en otros casos nos topamos con quienes debieron rechazar el premio por presiones de su propio país (Boris Pasternak). Todos irán apareciendo a medida que vaya trabajando las palabras que han pronunciado en su tiempo y también lo que otros intelectuales han señalado acerca de sus trayectorias.

¿Por qué decido empezar por Sholokhov (premiado en 1965)? En primer lugar porque dentro de su disertación hay un llamado a la paz que me parece muy oportuno y constructivo. Por otra parte, al año siguiente (1966) el galardón fue para un ucraniano: Samuel Josef Agnon (había quedado pendiente hablar de él en la entrada dedicada a Nelly Sachs, que ese año compartió con él la premiación, y quizás es este el momento más adecuado para hablar tanto de uno como del otro, al menos para no caer en la tendencia de algunos de quedarse en una sola de las orillas sin saber qué hay del otro lado).

Antes de comenzar entonces con Mijail Sholokhov, una observación: Agnon, si bien pertenece por nacimiento a una región que corresponde a la actual Ucrania (y de hecho varias biografías le atribuyen el gentilicio correspondiente a ese país), fue más reconocido en su tiempo por su raigambre hebrea (uno de los motivos, además, por los que compartió el premio con la escritora judía Nelly Sachs). Por último: revisando aquella entrada a la que hago referencia recuerdo que aparecía otra mujer, Selma Lagërloff, como demostración de cuántas coincidencias pueden existir entre voces de orígenes y cosmovisiones diferentes; quizás esto también juegue en el momento en que, habiendo concluido con el discurso de Sholokhov, trabaje con el de Agnon.

La época en que vivimos está llena de incertidumbres; no hay un solo país en el mundo que desee la guerra, y sin embargo hay fuerzas que arrojan a países enteros a las hogueras de la guerra

Extracto del discurso de 1965-Mijail Sholokhov

No habían transcurrido diez años desde que Boris Pasternak se viera forzado a rechazar el Premio Nobel (que la Academia le otorgara por su obra poética) bajo la sospecha de que su Doctor Zhivago fuese una suerte de panfleto de propaganda contraria al régimen ruso (así lo vieron en su país y también así quisieron sacar rédito algunos países de Occidente). El escritor adujo que se veía en la necesidad de declinar el honor recibido «debido a la significación que se ha atribuido a ese premio en la sociedad a la que pertenezco». Nos ocuparemos de algunos detalles en el artículo dedicado a este escritor pero lo cierto es que la opinión de los soviéticos acerca de la novela como forma de expresar a la sociedad parece haberse modificado en unos pocos años, cuando Mijail Sholokhov es galardonado.

Nuestro eje de reflexión está vinculado con el ARTE y con lo que este tiene de «político» (que de ningún modo se asocia en estos artículos con lo «partidario» o con la intención de adscribir a una ideología que se niegue a la diversidad y convivencia de pensamientos de distinta índole).

Si bien Sholokhov habla del realismo socialista, y aun cuando ello no esté desgajado de su relación con el régimen (algunos lo consideran un escritor oficialista), en el discurso que elabora hay más peso en la balanza en relación con la REALIDAD y con la forma en la que la literatura es SOCIAL (más que «socialista»).

El rasgo que lo singulariza es que plasma una filosofía de la vida que no acepta dar la espalda al mundo, ni huir de la realidad; una filosofía que permite comprender objetivos de grandísimo valor para millones de personas, y que es una luz en el arduo camino de estas.

Con respecto a la novela y las corrientes vanguardistas que circulan por su época, se detiene a señalar que aquella permite una comprensión total del mundo y que, lejos del pensamiento de algunos acerca de que «ya dio todo lo que podía», este género literario se revitaliza tomando parte de lo que han dejado los maestros del pasado y adaptándose a las características modernas. Su forma de entender la esencia de la novela recuerda a escritores como Tolstoi, Dostoievski (entre otros, que además se relacionaban con el Realismo europeo con las huellas de Balzac, por ejemplo).

La función del artista, según este escritor, es la de dirigirse con honestidad y humildad a su pueblo. Se pregunta si frente a los embates de quienes buscan fuegos en los que encender nuevas guerras no puede este artista rebelarse contra la autodestrucción.

Ser un defensor de la paz en todo el mundo, y engendrar con sus palabras, dondequiera que lleguen, a otros defensores. Unir a la gente en su esfuerzo natural y noble hacia el progreso.

El arte influye en el intelecto, pretende la creación de algo bello y constituir un beneficio para la humanidad, de acuerdo con las palabras que cierran su discurso. También ha dicho antes que el artista no está por encima sino que es hijo del pueblo y por ello debe expresarse con sinceridad, con la verdad y con fe en el futuro.

Amplios sectores de la población mundial se inspiran en los mismos deseos, y viven al servicio de intereses comunes que les unen mucho más de lo que les separan (…) Yo creo que cualquier persona tiene derecho a llamarse artista mientras encauce esta capacidad hacia la creación de algo bello en el pensamiento de los hombres, y beneficie a la humanidad.


NOTA: Me disculpo por si hubiera desaciertos vinculados con información histórica o partidaria que consideran de importancia. Mi búsqueda sigue por el pensamiento artístico aunque luego indague en otros aspectos que pudiera llegar a comentar si resultan relevantes.

2005-HAROLD PINTER: Arte, verdad y política

Arte, verdad y política El enlace es el título del discurso del británico Harold Pinter en ocasión de recibir el Premio Nobel en 2005.

«No hay distinciones absolutas entre lo que es real y lo que no lo es, ni entre lo que es verdadero y lo que es falso. Una cosa no es necesariamente o verdadera o falsa; puede ser a la vez verdadera y falsa.»

Menciona sus propias palabras, escritas en 1958

Al desarrollar la lectura de estas palabras me llamó la atención de qué modo queda sesgado, como entre bambalinas, lo artístico en relación con la política y el contexto histórico. De hecho (aunque al comienzo distingue de qué modo real/no real y verdadero/falso son categorías que pueden ser válidas al mismo tiempo y señala que como seres humanos y como artistas la búsqueda de esa verdad única nos lleva irremediablemente a descubrir que en realidad no existe como tal), luego de un recorrido por algunas de sus obras para comentar cómo se construían y revelaban frente a sí los personajes el discurso da un giro hacia las acciones de países como Estados Unidos y la misma Gran Bretaña en pos de analizar de qué modo naciones como estas, generalmente guiadas por un interés belicista y de dominación, utilizan el lenguaje como un instrumento de «hipnosis», hablándole a un pueblo que recibe entonces esa versión de la realidad.

(…) Los crímenes de los Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, salvajes, y no ha habido remordimiento, pero de hecho muy pocas personas han hablado de ellos (…) Sostengo aquí que Estados Unidos (…) Se vende genial. Oigan a todos los presidentes americanos decir por la televisión «el pueblo americano», como por ejemplo en la frase «Le digo al pueblo americano: es hora de orar y de defender los derechos del pueblo americano, y le pido al pueblo americano que confíe en su presidente en la acción que va a emprender por el bien del pueblo americano». Es una estratagema deslumbrante. En realidad el lenguaje se está empleando para impedir el pensamiento. La expresión «el pueblo americano» proporciona un almohadón de tranquilidad auténticamente voluptuoso. No necesitas pensar (…)

La mayor parte de sus comentarios están centrados en la forma en la que Bush y Blair actúan en diferentes naciones y sin embargo consiguen que sus acciones no sean «percibidas». Es cierto que para mostrar de qué modo impactan los bombardeos en los civiles recurre a un fragmento del poema de Pablo Neruda («España en el corazón»)

Y una mañana todo estaba ardiendo,
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.
¡Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!
¡Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!
Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.
Preguntaréis: ¿por qué su poesía
no nos habia del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?
¡Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Pablo Neruda

y explicita que no hay mejor ejemplo que lo que allí se refleja de España para entender qué tan irrelevante es la muerte para los que las dirigen. También es cierto que hacia el final de su disertación señala que el escritor es vulnerable, cita un poema propio

¿Dónde encontraron al muerto?
¿Quién encontró al muerto?
¿Estaba muerto el muerto cuando lo encontraron?
¿Cómo encontraron al muerto?
¿Quién era el muerto?
¿Quién era el padre o hija o hermano
O tío o hermana o madre o hijo
del cuerpo muerto y abandonado?
¿Estaba el cuerpo muerto cuando lo abandonaron?
¿Abandonaron el cuerpo?
¿Quién lo había abandonado?
¿Estaba el muerto desnudo o vestido de viaje?
¿Qué os hizo declarar muerto al muerto?
¿Declarasteis muerto al muerto?
¿Hasta qué punto conocíais al cuerpo muerto?
¿Cómo supisteis que el cuerpo estaba muerto?
¿Lavasteis al muerto –
–le cerrasteis los dos ojos
– enterrasteis el cuerpo
– lo dejasteis abandonado
– lo besasteis?

"Muerte"-Harold Pinter

y concluye que es el momento indicado y preciso para definir la auténtica verdad de nuestras vidas, para recuperar la dignidad del hombre.

Quizás hasta haya sido necesario ese año centrarse más en el contexto político, social, histórico (no lo puedo afirmar o negar porque todavía no lo he revisado) pero lo cierto es que en el texto completo me queda la vaga idea de que la función del arte es la de mostrar, desnudar la falsa contraposición verdad/mentira en estos sucesos que han acontecido. Quizás también para ilustrar esto, Pinter elabora una especie de parodia del discurso de un político (en este caso Bush) al hablar acerca de hechos como estos.

«Dios es bueno. Dios es grande. Dios es bueno. Mi Dios es bueno. El Dios de bin Laden es malo. El suyo es un mal Dios. El Dios de Saddam era malo, y eso que ni siquiera lo tenía. Era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. No le cortamos la cabeza a la gente. Creemos en la libertad. Dios también. Yo no soy un bárbaro. Soy el líder democráticamente elegido de una democracia que ama la libertad. Somos una sociedad compasiva. Electrocutamos y ponemos inyecciones letales compasivamente. Somos una gran nación. Yo no soy un dictador. Él sí. Yo no soy un bárbaro. Él sí. Y él sí. Todos lo son. Yo poseo autoridad moral. ¿Veis este puño? Ésta es mi autoridad moral. Y no vayáis a olvidarlo.»

El delicado equilibrio se logra, finalmente, porque pese a que sus palabras se dedican más a las situaciones políticas no deja de intercalar elementos por los cuales el arte tiene algún tipo de responsabilidad, un cierto poder intangible para algunos, que nos permite encontrar o recuperar la búsqueda de la verdad, la realidad más esencial pese al contexto que nos rodea. Es por ello que en el final rescato la siguiente cita de parte de su discurso

Cuando nos miramos a un espejo pensamos que la imagen que nos mira se ajusta a la realidad. Pero muévete un milímetro y la imagen cambia. En realidad estamos viendo un conjunto infinito de reflejos. Pero a veces un escritor tiene que romper el espejo–porque el otro lado del espejo es el lugar desde donde nos está mirando la verdad.

PABLO NERUDA: la voz del poeta, un hombre común y comprometido

Discurso Estocolmo 1971

El link anterior contiene el discurso completo. Aquí aparecerán algunos segmentos en relación con lo que comparta con ustedes.

Cambiamos de continente. Volvemos a América del Sur y además retrocedemos unas décadas en relación con los últimos escritores que hemos releído.

Si un coetáneo suyo (Vicente Huidobro) dijo alguna vez en su Arte poética que «el poeta es un pequeño dios», Neruda (y no por debatir con su colega) se encarga rápidamente de señalar que, por el contrario, cuanto más cerca se esté del hombre común se podrá adquirir la sencilla conciencia de formar parte de una construcción individual.

Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía, de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la mercadería: pan, verdad, vino, sueños. Si el poeta se incorpora a esa nunca gastada lucha por consignar cada uno en manos de los otros su ración de compromiso, su dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres, el poeta tomará parte en el sudor, en el pan, en el vino, en el sueño de la humanidad entera. Sólo por ese camino inalienable de ser hombres comunes llegaremos a restituirle a la poesía al anchuroso espacio que le van recortando en cada época, que le vamos recortando en cada época nosotros mismos.

Por otra parte, descubre el escritor que en realidad cuanto más asume la tarea de la escritura más le cuesta discernir si su voz es el medio para comunicarse con otros o si en cambio se trata del modo de expresar el mensaje que otros hombres le piden transmitir. Y esos otros son sus contemporáneos pero también aquellos que arraigan en lo primitivo (como puede observarse en «Alturas de Macchu Picchu», en Canto General a Chile: «A través de la tierra juntad todos//los silenciosos labios derramados//y desde el fondo habladme toda esta larga noche//como si yo estuviera con vosotros anclado,//contadme todo,//cadena a cadena,//eslabón a eslabón, y paso a paso,//afilad los cuchillos que guardasteis,//ponedlos en mi pecho y en mi mano,//como un río de rayos amarillos,//como un río de tigres enterrados,//y dejadme llorar, horas, días, años,//edades ciegas, siglos estelares» -una obra en la que los pueblos primitivos, los de la época de la Conquista y los que aún existían en el siglo XX y continúan en el país en la actualidad, adquirían la visibilidad que por mucho tiempo se les había soslayado-)

Y digo de igual modo que no sé, después de tantos años, si aquellas lecciones que recibí al cruzar un río vertiginoso, al bailar alrededor del cráneo de una vaca, al bañar mi piel en el agua purificadora de las más altas regiones, digo que no sé si aquello salía de mí mismo para comunicarse después con muchos otros seres, o era el mensaje que los demás hombres me enviaban como exigencia o emplazamiento.

Según el poeta chileno, explicarse a uno mismo es parte de su labor poética y es el camino para entender que en algún momento la poesía nos demostrará cómo se integran el sueño y la realidad. Pensaba en este punto, cuando releía lo que pronunció en su discurso, cuán cerca están sus conceptos de lo que otros escritores (Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, entre otros) modelaron en la narrativa como parte del Realismo Mágico (o Lo real maravilloso).

Y pienso que la poesía es una acción pasajera o solemne en que entran por parejas medidas la soledad y la solidaridad, el sentimiento y la acción, la intimidad de uno mismo, la intimidad del hombre y la secreta revelación de la naturaleza. Y pienso con no menor fe que todo está sostenido -el hombre y su sombra, el hombre y su actitud, el hombre y su poesía- en una comunidad cada vez más extensa, en un ejercicio que integrará para siempre en nosotros la realidad y los sueños, porque de tal manera los une y los confunde.

Y sin embargo el Norte que debe seguir todo poeta es la posibilidad del realismo, una visión crítica y comprometida con su lugar y su tiempo y con los que nos precedieron y forman parte de nuestro ser actual

si suprimimos la realidad y sus degeneraciones realistas, nos veremos de pronto rodeados de un terreno imposible, de una tembladera de hojas, de barro, de nubes, en que se hunden nuestros pies y nos ahoga una incomunicación opresiva.

Heredamos la vida lacerada de pueblos que arrastran un castigo de siglos, pueblos los más edénicos, los más puros, los que construyeron con piedras y metales torres milagrosas, alhajas de fulgor deslumbrante, pueblos que de pronto fueron arrasados y enmudecidos por las épocas terribles del colonialismo que aún existe (…) Hay que mirar el mapa de América, enfrentarse a la grandiosa diversidad, a la generosidad cósmica del espacio que nos rodea, para entender que muchos escritores se niegan a compartir el pasado de oprobio y de saqueo que oscuros dioses destinaron a los pueblos americanos.

En el final de este artículo incluiré un fragmento de lo que citó la Academia Sueca al referirse al escritor colombiano. Sin embargo, antes quisiera destacar algo que Neruda rescata de Arthur Rimbaud y que para nosotros resuena constantemente por boca de Antonio Skármeta, ese otro escritor chileno que elaboró Ardiente paciencia, obra que luego se llevaría también al cine con el nombre de El cartero de Neruda:

Hace hoy cien años exactos, un pobre y espléndido poeta, el más atroz de los desesperados, escribió esta profecía: A l’aurore, armés d’une ardente patience, nous entrerons aux splendides Villes. (Al amanecer, armados de una ardiente paciencia, entraremos a las espléndidas ciudades).

Yo creo en esa profecía de Rimbaud, el vidente. Yo vengo de una oscura provincia, de un país separado de todos los otros por la tajante geografía. Fui el más abandonado de los poetas y mi poesía fue regional, dolorosa y lluviosa. Pero tuve siempre confianza en el hombre. No perdí jamás la esperanza. Por eso tal vez he llegado hasta aquí con mi poesía, y también con mi bandera.

Ahora sí, las palabras de la Academia Sueca, el fragmento en que se cita al mismísimo Pablo Neruda para exponer qué clase de escritor ha sido galardonado

En uno de sus poemas nos dice: «Y entonces dejé de ser niño, porque comprendí que a mi pueblo no le permitieron la vida y le negaron sepultura» (…) Él se refiere a su tierra, violada y oprimida desde los días de los conquistadores. (…) Esto es lo que él ha buscado sin cesar, tornándose en el poeta de la humanidad violentada.

Declaración de la Real Academia Sueca-1971

Yo no quiero la Patria dividida
ni por siete cuchillos desangrada:
quiero la luz de Chile enarbolada
sobre la nueva casa construida
(...)
Yo me quedo a cantar con los obreros
en esta nueva historia y geografía.
"Así me quedo" (Incitación al Nixonicidio y alabanza a la Revolución chilena-1973)

ALICE MUNRO: otra mirada de la escritura femenina

Nacida en Canadá, Alice Munro fue premiada en el año 2013. No asistió a la ceremonia así que las palabras que aparecen en este artículo proceden de una entrevista que se le realizó.

Su principal mensaje es el de agradecimiento a la Academia por haberse detenido en la lectura de sus escritos. A diferencia de esta época, en la que la defensa del rol de la mujer y su posición en ciertas actividades y profesiones es un punto de inflexión, sorprende su mirada de un oficio que no le ha sido difícil realizar sino que lo ha vivido con naturalidad y sin sobresaltos en relación con sus contemporáneos. Quizás lo que menciona esté vinculado con una sociedad cuya mirada es diferente de lo que solemos encontrar en un mundo globalizado:

Nunca supe de la palabra “feminista”, pero si que lo era, porque de hecho crecí en una parte de Canada donde las mujeres podían escribir con más facilidad que los hombres. Los escritores grandes, importantes serían varones, pero saber que las mujeres escribían historias no las perjudicaba, como si lo hacía con los hombres.

De todos modos hay dos cuestiones que resaltan en la entrevista:

  • Su referencia a la época actual no parece ignorar que su situación no fue la de todas las mujeres de su época

Creo que las mujeres de este tiempo lo tienen, no diría que más fácil, pero si es más aceptable hoy en día que la mujer haga algo importante, no solo jugar con algo mientras todos los demás salen de casa, sino que realmente puede ser seria con respecto a escribir, como escribiría un hombre.

  • La referencia a su primera experiencia con la literatura como comienzos de su actividad de escritura: la historia de La sirenita. La forma en la que habla de este personaje, lo que le llamó la atención y la llevó a pensar en modificar el final ciertamente ofrecen una mirada particular no sólo en relación con la actividad del escritor sino además acerca del carácter del personaje femenino

Ella tuvo que renunciar a su cola. Tuvo que conseguir piernas que las personas ordinarias tienen y caminan, pero para ella cada paso que daba era doloroso. Estuvo dispuesta a hacer esto para ganar al príncipe. Así que pensé que merecía más que la muerte en el agua. Y no me preocupé de que a lo mejor el resto del mundo no conociera esta nueva historia, porque sentí que se había publicado tan pronto como la pensé. Así que, ahí tienes, fue un principio temprano en la escritura.

Por lo demás, la entrevista discurre en relación con sus padres, su vida de ama de casa y sus opiniones acerca de la forma en que trabaja en sus textos literarios: no se trata de un don que ha recibido sinno de una tarea que requiere esfuerzo y trabajo, en especial en relación con el uso de las palabras; esto no la aparta sin embargo de sus quehaceres domésticos. Nada parece salir de la «normalidad» para Alice Munro, que además señala el disfrute, el placer como algo que le interesa transmitir a quienes leen sus textos

Bueno, quiero que mis historias emocionen a las personas, no me importa si son mujeres, hombres o niños. Quiero que mis historias sean algo que lleve a los demás a decir no sólo “oh, eso es verdad” sino que sientan una recompensa de mi escritura, y eso no quiere decir que tenga que haber un final feliz ni mucho menos, sino que todo en la historia mueva al lector de tal manera que sientas que eres diferente cuando termines de leerla

WILLIAM FAULKNER: recuperar los sentimientos

Revista Arcadia

Ersilias.com

Este escritor estadounidense recibió el Premio Nobel en 1949. Los enlaces anteriores remiten al discurso completo que pronunciara en aquella oportunidad y a un artículo en el que se destacan las palabras de otros cuatro galardonados: Coetze, García Márquez, Hemingway, Pinter.

Según su visión de aquella época el principal problema para el escritor reside en la presencia de un temor general que se debe dejar de lado para poder volver a las antiguas verdades, al rescate de los sentimientos.

Nuestra tragedia actual es un temor general en todo el mundo, sufrido por tan largo tiempo que ya hemos aprendido a soportarlo. Ya no existen problemas del espíritu; sólo queda esta interrogante: ¿Cuándo estallaré? A causa de ella, el escritor o escritora joven de hoy ha olvidado los problemas de los sentimientos contradictorios del corazón humano, que por sí solos pueden ser tema de buena literatura, ya que únicamente sobre ellos vale la pena de escribir y justifican la agonía y los afanes.

De acuerdo con su modo de ver, se corre el riesgo de hablar del fin de la humanidad a lo que se niega rotundamente. En un discurso breve pero enfático exhorta a encarar esa búsqueda de aquello que hace que el hombre vaya a prevalecer: la indiscutible verdad de que el ser humano se distingue porque tiene alma.

Creo que el hombre no perdurará simplemente sino que prevalecerá. Creo que es inmortal no por ser la única criatura que tiene voz inextinguible sino porque tiene un alma, un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y de perseverancia.

En estos años que transcurren en la segunda década del siglo XXI recordar esto parece, al mismo tiempo que necesario, difícil de lograr. Sin embargo, quizás sea necesario hurgar en el interior de la humanidad para recobrar algo de lo que Faulkner consideraba inherente a todo hombre en cualquier sociedad y en toda época.

El deber del poeta y del escritor es escribir sobre estos atributos. Ambos tienen el privilegio de ayudar al hombre a perseverar, exaltando su corazón, recordándole el ánimo y el honor, la esperanza y el orgullo, la compasión, la piedad y el sacrificio que han sido la gloria de su pasado.

La voz del poeta no debe relatar simplemente la historia del hombre, puede servirle de apoyo, ser una de las columnas que lo sostengan para perseverar y prevalecer».

HERTA MÜLLER: la ternura que esconden las palabras

Como en casi todos los casos, las palabras de Müller (nacida en Rumania, obtuvo el Nobel en 2009) entrelazan en su visión literaria aspectos de la vida cotidiana donde el lenguaje adquiere un protagonismo especial. Nada que en principio pudiera llamarnos la atención dado que de palabras están hechas tanto la ficción como la realidad que transitamos; sin embargo, anverso/reverso, apariencia/interior, literal/figurado son contraposiciones que nos resultan evidentes en diferentes situaciones y de todos modos no abarcan lo que nuestra escritora nos descubre acerca de lo que contienen las palabras y cuánto más representativas son de distintas realidades según lo que veamos de ellas.

Un «pañuelo» recorre su discurso haciéndose presente en distintas situaciones y contextos para ilustrar los múltiples significados que ocultan las palabras y que percibimos no sólo en nuestras propias experiencias sino en las ajenas. También aparecen términos como «colaborar» que exhibe para mostrarnos qué vileza puede esconder y hasta qué punto los que nos rodean pueden interpretarlos de modo tal que se vuelvan en nuestra contra.

  • En la infancia, la pregunta de la madre: «¿Tienes un pañuelo?» era un indicio de protección.

No tenía el pañuelo cada mañana, porque cada mañana aguardaba la pregunta. El pañuelo era la prueba de que mi madre me protegía por la mañana. A otras horas del día, más tarde o en otras circunstancias, quedaba a merced de mí misma. La pregunta ¿TIENES UN PAÑUELO? era una ternura indirecta.

  • Cuando veinte años después se dio cuenta de que esta actitud ya no existía, sobre todo en el ámbito laboral, experimentó el dolor de ser «calumniada» por sus colegas como una soplona cuando en verdad se había quedado casi al margen de su trabajo (hasta ser despedida) por negarse a «colaborar» con el Servicio Secreto.

En opinión de mis colegas yo era exactamente aquello a lo que me había negado. Si los hubiera espiado y delatado, habrían confiado en mí sin sospechar nada. En el fondo, me castigaban porque yo los protegía.

  • El descubrimiento de la ternura oculta de las palabras continúa cuando en sus momentos de desazón antes de ser despedida encuentra en el diccionario ciertas expresiones que le muestran que en cualquier actividad del ser humano hay vocablos que contienen esa ternura por descubrir.

e igualmente me dejaron asombrada los poéticos nombres de las partes de una escalera, la belleza del lenguaje técnico: MEJILLAS DE LA ESCALERA, OJOS DE LA ESCALERA – es decir, la escalera tenía un rostro, ya fuese de madera, piedra, cemento o hierro – (…) Cada trabajo, en cada profesión, se rige por el mismo principio de la pregunta de mi madre sobre el pañuelo.

  • La multiplicidad de sentidos que ha encontrado para la expresión «pañuelo» (algunos de ellos provenientes de experiencias de otros) le permiten indicar que ella contiene además ESPERANZA y MIEDO. Y sin ambas no se puede vivir.

Un pañuelo frío y húmedo en la frente aliviaba el dolor de cabeza. Con cuatro nudos en las esquinas servía para protegerse del sol o de la lluvia. Cuando uno quería acordarse de algo, hacía un nudo en el pañuelo como artificio mnemotécnico. Para cargar bolsas pesadas se envolvía en él la mano. Si ondeaba era una señal de despedida cuando el tren salía de la estación. Y como tren se dice en rumano TREN, y en el dialecto del Banato lágrima (Träne) se dice trän, en mi cabeza el chirrido de los trenes sobre los rieles equivalía siempre al llanto. En la aldea, cuando alguien moría se le ataba enseguida un pañuelo en torno a la barbilla para que la boca permaneciera cerrada cuando pasaba la rigidez cadavérica. Cuando en la ciudad alguien se desplomaba al borde del camino, siempre había un transeúnte que con su pañuelo cubría la cara del muerto, y así el pañuelo pasaba a ser su primer reposo mortuorio.

  • Dos personas de diferentes características vuelven a traer esta expresión para representarnos lo que el lenguaje puede contener: PASTIOR (deportado) es un ejemplo de cómo la experiencia atravesada lo convierte en un doble hijo con una doble madre;

El mismo Oskar Pastior era un híbrido para esa mujer: un mendigo extraño en la casa y un hijo perdido en el mundo. En esas dos personas lo había hecho feliz y le había exigido demasiado el gesto de una mujer que para él también era dos personas: una rusa extraña y una madre preocupada con la pregunta: ¿TIENES UN PAÑUELO?

  • MATZ, alguien de la familia que adoptó el pensamiento nazi olvidando lo que amigos judíos habían realizado por su familia, aparece contrapuesto en dos fotos (la de su boda y la de su muerte): en la primera más que novio es un soldado; en la segunda en un fondo negro se lo ve como un pañuelo blanco (para Müller, como si en esa foto su familia conservara muerto al nazi y vivo al hijo).

Para mi abuela esa foto también tenía su híbrido. En el pañuelo blanco había un nazi muerto, en su memoria, un hijo vivo. Mi abuela dejó esa doble foto todos aquellos años en su devocionario. Rezaba cada día. Probablemente sus oraciones también tenían doble fondo. Probablemente seguían el hiato entre el hijo querido y el nazi obcecado y pedían también al Señor Dios que hiciera el espagat de amar a ese hijo y perdonar al nazi.

Y el pañuelo tiene un sentido peculiar no sólo como objeto sino por los sonidos mismos que conforman la palabra y que aluden a diferentes universos y modos de percibir lo que se ve, se dice o lo que no se puede decir pero sí escribir. Por ello, es que nos encontramos hacia el final de su discurso con que pese a todo lo que ha escrito se encuentra en la búsqueda de una palabra, aquella que (como sucede con «pañuelo») le pueda servir para hablar acerca de las dictaduras.

Me gustaría poder decir una frase para todos aquellos que, en las dictaduras, todos los días, hasta hoy, son despojados de su dignidad, aunque sea una frase con la palabra pañuelo, aunque sea la pregunta: ¿TENÉIS UN PAÑUELO?

Puede ser que, desde siempre, la pregunta por el pañuelo no se refiera en absoluto al pañuelo, sino a la extrema soledad del ser humano.

Me parece que los objetos no conocen su material, que los gestos no conocen sus sentimientos y las palabras tampoco conocen la boca que las enuncia. Pero para asegurarnos nuestra propia existencia necesitamos los objetos, los gestos y las palabras. Cuantas más palabras nos es permitido usar, tanto más libres somos. Cuando se nos prohíbe la boca, intentamos afirmarnos con gestos e incluso con objetos. Son más difíciles de interpretar y permanecen un tiempo libres de sospecha. Y así pueden ayudarnos a convertir la humillación en una dignidad que permanece libre de sospecha por un tiempo.

ELFRIED JELINEK: la lengua que no/que nos representa

Premiada en el año 2004, esta escritora austríaca despierta nuestra atención con sus palabras puesto que parece expresar una lucha constante con el lenguaje, que a veces parece estar afuera, en otro lado, demasiado internamente… En todo caso, siempre como inaprensible y como reticente a representar nuestras ideas o a develarnos el significado de la realidad que nos rodea. Se convierte así en un protagonista de la escritura, al que hay que seducir y cercar para lograr que no se escape de nuestro plan aun cuando crea o pueda hacerlo.

La realidad es lo que va bajo los cabellos, bajo las faldas y precisamente: arrastra hacia cualquier otra cosa. Cómo puede el poeta conocer la realidad si es ella la que pasa en él y lo arrastra siempre hacia el margen. Desde allí, por una parte ve mejor, por otra él mismo no puede permanecer sobre el camino de la realidad. Allí no hay sitio para él. Su sitio está siempre en el exterior. Sólo lo que dice desde el exterior puede ser recibido y eso porque dice ambigüedades.

El escritor es entonces un ser aislado, al margen, alguien que marca y al mismo tiempo borra un camino que otros no van a poder continuar. Por otra parte, la lengua, que «discurre», transmite mintiendo y los muertos, que buscan quien los exprese, no le dan al autor tiempo para poder dominar el lenguaje.

Eso le impide mirar los muertos de los que yo debo ocuparme, eso siempre me incumbe a mí. Es por eso que no he tenido tiempo de dominar mi lengua que se revuelca ahora descaradamente en manos del que la acaricia. Hay simplemente demasiados muertos que debo mirar para ocuparme de ellos, es el termino técnico austriaco para eso, bien tratar, somos conocidos por bien tratar a todo el mundo. El mundo se ocupa ya de nosotros no hay que preocuparse. No nos preocupamos. Pero cuanto más fuerte resuena esa invitación a mirarlos, a los muertos, menos puedo controlar mis palabras.

Se cuestiona si acaso ese discurso que pretende modelar, que se rebela y le hace sentir que no dice lo que como escritora pretende acaso pueda expresar a los otros o si también esto es poco probable. En todo caso es como un «faro inútil»; ella se define como prisionera de la lengua y señala que esta siempre está lejos, no está aquí.

No puedo hablar en absoluto, mi lengua, desgraciadamente, no está en casa. Allí, del otro lado, ella dice algo de otro que no le he confiado, pero desde el principio ha olvidado lo que le había pedido. No me lo dice aunque me pertenece. Mi lengua no me dice nada, ¿cómo podría entonces decir algo a los otros?

El padre ha abandonado esta pequeña familia con la lengua materna. Tenía razón. En su lugar yo tampoco me habría quedado. La lengua materna ha seguido al padre, ahora está lejos. Está, como decía antes, del otro lado. Escucha a la gente por el camino. Por el camino del padre que se ha ido demasiado pronto.

NAGUIB MAHFUZ: los sonidos desconocidos de un lenguaje universal

Este escritor de origen egipcio obtuvo el Premio Nobel en 1988. Pareciera a propósito (se verá a continuación por qué esta afirmación) que publique este artículo a continuación del relacionado con el reciente galardonado en 2021. Lo cierto es que este es uno de los artículos que tenía en preparación y que las observaciones en relación con el lenguaje según como lo trabajan ambos autores no es el eje que más me interesaba considerar.

De todos modos es importante tomar nota de que las palabras con las que Mahfuz abre su discurso hacen referencia a su propia lengua, aquella que le ha permitido relacionarse con el resto del mundo y despertar la atención de la Academia:

viene en un lenguaje desconocido para muchos de ustedes. Pero es el verdadero ganador del premio. Por lo tanto, significa que sus melodías deberían flotar por primera vez en su oasis de cultura y civilización. Tengo grandes esperanzas de que esta no sea la última vez tampoco, y que los escritores literarios de mi nación tengan el placer de sentarse con pleno mérito entre sus escritores internacionales que han difundido la fragancia de la alegría y la sabiduría en este mundo

Mahfuz se reconoce como «hijo de dos civilizaciones». A diferencia de otros casos en los que esto hace referencia a una cultura oriental y una occidental (generalmente por dominación, colonización) que además suelen involucrar el uso de una lengua extranjera para poder comunicar lo nativo, el narrador egipcio define esas dos culturas: faraónica e islámica; de cada una de ellas destaca aspectos no tan convencionales cuando se habla de ellas. En relación con la faraónica, relata la historia de un gobernante que quiso asegurarse de que la sentencia que debía dar estuviese ligada a la ecuanimidad; como corolario señala

Ya se fue esa civilización, una mera historia del pasado. Un día, la gran Pirámide desaparecerá también. Pero la Verdad y la Justicia permanecerán mientras la Humanidad tenga una mente reflexiva y una conciencia viviente.

Con respecto a la islámica, fuera de lo ampliamente conocido por quienes analizan los valores de esa cultura (independientemente de los desaciertos que ciertas naciones que adscriben a ella demuestran de modos diferentes), hace referencia a un hecho que de alguna manera rescata el valor que se le da al arte en relación con otros aspectos de la vida de las civilizaciones

En cambio, presentaré a esa civilización en una dramática situación que resume uno de sus rasgos más notables: en una batalla victoriosa contra Bizancio, ha devuelto a sus prisioneros de guerra a cambio de varios libros de la herencia griega antigua en filosofía, medicina y matemática Este es un testimonio de valor para el espíritu humano en su demanda de conocimiento…

Destaca la capacidad que el arte tiene para otorgar paz incluso a aquellos que viven inmersos en mundos en guerra y señala que es este el que puede otorgarle a la humanidad la posibilidad de limpiarse de la contaminación moral.

Por último exhorta a toda la comunidad a comprometerse con un liderazgo responsable en donde se entienda que «el mundo desarrollado y el Tercer mundo son una familia» y a buscar con optimismo el Bien puesto que el Mal puede ser más débil de lo que creemos

La verdad del asunto es que Evil es un ruidoso y bullicioso libertino, y que el Hombre recuerda lo que duele más de lo que le agrada. Nuestro gran poeta Abul-‘Alaa ‘Al-Ma’ «Un dolor a la hora de la muerte es más que cien veces más alegre en la hora de nacimiento»